Parcae - Zhuiling

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Los tres cultivadores se mantuvieron con sus espadas en mano, aunque la novia fantasma parecía pacífica y dispuesta a hablar no podían confiarse de ella. Sería un error de novato, ninguno quería cargar con la penosa reputación que tendrían si el mundo de la cultivación llegaba a enterarse de su falta.

JingYi fue el primero en hablar, abriendo el interrogatorio con la pregunta que rondaba la mente de los tres.—Señorita Guo, ¿qué le sucedió? Todo el pueblo cree que está viviendo una feliz vida de casada, no que asesina cultivadores para jugar a ver de qué tamaño son sus corazones.

La expresión de la mujer se endureció al escuchar la pregunta de JingYi. Dio una mirada a la tumba sobre la que estaba parada, con el ceño fruncido y sus dientes mordiendo con demasiada fuerza su labio inferior al punto de rasgar una parte. Sizhui en silencio la observaba, analizando cada una de sus acciones. A pesar de sus ojos lechosos, Sizhui notó el intenso odio en la mirada de la novia fantasma.

La tumba parecía nueva, era sencilla y no tenía ningún nombre grabado en esta lo que hacía levantar sospechas. El azabache deducía que el dueño de esa tumba era la causa por la que Guo Xiaodan se había vuelto un fantasma resentido. La fantasma soltó una risa amarga antes de tomar asiento sobre la tumba, una muestra claramente irrespetuosa.

—¿Una feliz vida de casada? Yo también lo creí. —Murmuró manteniendo una triste sonrisa. Sus ojos volvieron a enfocarse en Sizhui, pero no era en su rostro o cuerpo era en la cinta de su frente. —Quisiera haber sido tan afortunada como ustedes dos, joven maestro Lan y líder Jin, ambos tienen un amor digno de envidiarse.

Jin Ling se habría avergonzado por sus palabras si la situación fuera otra, si Guo Xiaodan aún estuviera viva y les viera con emoción. Pero solamente se sentía incómodo, de soslayo observó a Sizhui. Aunque mantenía un rostro apacible notaba la tensión en su cuerpo. Aún no conocían las razones tras la muerte de los cultivadores, por lo tanto seguían siendo potenciales víctimas pero Jin Ling no dejaría que aquella mujer lastimara a Sizhui. Apretó su agarre sobre Suihua.

La fantasma apartó la mirada, viendo hacía el cielo. Esa noche apenas y podían apreciarse algunas estrellas. —Fui tan ingenua, creí que Qian Yuanjun y yo éramos iguales. Nosotros no recibimos la bendición, pero creí que nuestro amor era tan fuerte que no la necesitaba. Joven maestro, —Miró a JingYi, este se puso rígido al momento que la fantasma se dirigió a él. —aun eres joven e inexperto. No cometas errores como los míos. Las personas engañan a su conveniencia.

La azabache pasó las mangas de su túnica por su rostro, intentando limpiar las dos líneas rojizas en sus mejillas pero solamente consiguiendo volverlas un tallón.

—Lo...¿tendré en cuenta?

JingYi no sabía que decir, solo esperaba que la mujer llegara pronto al punto.

Esta parecía poco satisfecha con su respuesta, pero siguió hablando. —Qian Yunajun y yo éramos una pareja muy feliz. No imaginan cuan sorprendida estuve que mi pareja destinada me invitara a comer, creí que Yuelao me había dado un regalo por haber sido una discípula tan dedicada a la anciana Dai Jiaying. Las cosas comenzaron a avanzar muy bien entre ambos, pero por su trabajo como discípulo en la secta Taibai era imposible que estuviéramos siempre juntos así que comenzamos a intercambiarnos cartas cuando él no podía venir. Era común el no vernos por meses, y él me pedía que no fuera a visitarlo para evitarme el largo viaje. Pero también que no hablara de él, porque como cultivador podía ser mal visto si se enteraban que cuando realizaba los encargos de entrega de medicinas aprovechaba para pasar tiempo con su pareja. Eso debió haber hechos que sospechara, ¿no creen? —Rio negando con la cabeza. —Estaba cegada por finalmente tener mi tan ansiado romance, que no le preste atención a esos detalles.