Cair Paravel 3

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El pasillo nos dejó en las escaleras que bajaban a salón de fiestas y subían a los pisos superiores. Cruzamos por tantas puertas, pasillos y salas que no sabría regresar. Incluso tuvimos que cruzar una de las gigantes salas con techo en forma de cúpula.

Desde las paredes hacia un escenario en el centro descendían tribunas circulares. Estábamos cruzando un teatro, quizás el más grande que había visto.

Hasta pude visualizar todos los grandes y talentosos actores que habían personificado los más espléndidos personajes en esa sala. Algunas de las famosas obras allí estrenadas estaban expuestas en tapices largos y llamativos.

Luego alcanzamos la galería de blancas columnas que daba al patio interno. Desde allí pude ver las ventanas de las habitaciones. Alguna debía ser la mía.

Me intrigó que no encontráramos ni a Lewis ni a Vlad, pero al bajar al jardín, eso ya no importó. Había árboles que poco a poco perdían sus coloridas hojas. Por eso un colchón de colores cubría el césped. Un arroyito surcaba la tierra del patio y de vez en cuando un tierno puente lo cruzaba.

Allí nadaban, corrían y volaban criaturas que no conocía. Algunas enredaderas de tonos verdes oscuros trepaban por las columnas de la galería hacia el techo.

El gato vestido de un traje color crema se paró orgulloso girando lento con los brazos extendidos. Casi hipnotizado se agacho y hundió los dedos en la tierra. Adda recolectaba hojas de diferentes colores y Mirko paseaba por los senderos cruzando el arroyo una y otra vez.

Por mi parte decidí caminar sin seguir ningún camino, internándome en la flora y fauna del palacio narniano. Estaba disfrutando del aire cuando vi a través de una ventana a Lewis hablando muy serio con Zane. Me dio curiosidad y me acerqué sigilosa por la galería.

Cuando me acerqué mi primo se había quedado solo y se rascaba el mentón como cuando está nervioso. Toque tres veces el vidrio para llamar su atención y al verme palideció. Abrió el vidrio y salió a la galería conmigo.

- ¿Qué escuchaste Scar? -me preguntó ansioso.

-Escuche... lo suficiente-mentí para que me dijera qué había hablado con el rey.

-Perdón, perdón por no haberles consultado, no los encontraba y me parecía importante-se disculpó.

-No se Lew, deberíamos hablar con los demás, la disculpa es con todos-continué fingiendo muy seria.

Él asintió jugando con sus manos. Tenía un pantalón negro, zapatos del mismo color, camisa blanca y saco mostaza. Reunimos a el resto de los primos junto a una fuente y empujé a Lewis con el codo.

-Le dije a Zane todo lo que sabíamos, sobre mi padre, el armario, la demanda y los Smith-admitió él.

-Pensé que lo íbamos a hacer juntos-dijo Adda confundida-te estábamos esperando para consultarte, ¿fuiste solo?

-Perdón, no los encontraba y de verdad quiero volver a casa.

-Todos, hermano, todos queremos.

-No creo q sea tan grabe, nosotros ya habíamos pensado en decirlo-intervino Mirko.

-Pero Lewis siempre quiere ser el responsable y ser el "héroe"-replicó mi prima.

Todos nos callamos, en cierto modo tenía razón. Al igual que mi tío, él tenía el complejo de héroe, siempre fue así. Vi a Finley observando y escuchando todo desde un árbol. Sacó una ramita que tenía en su boca y se acercó.

-Todos tenemos un tornillo suelto-comentó apoyándose en un hombro de Lewis-Si de todas maneras se lo iban a confesar, no peleen por esto. Podrán resolver sus diferencias cuando estén seguros en su mundo.

(2º Libro) De Regreso al ArmarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora