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CAPÍTULO CINCUENTA Y CÍNCO

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CAPÍTULO CINCUENTA Y CÍNCO.

Nos bajamos todos de los autos, y decidí alejarme un poco de todos, mirando hacia todos mis alrededores.
Para ser sincera, era un día muy hermoso.. estaba completamente soleado, y el cielo estaba pintado de un color celeste hermoso.

— Es realmente un día hermoso. — La madre de Andrea se acercó conmigo, y mencionó al notar que yo me encontraba mirando el cielo.

— En verdad que lo es. — Asentí, formando una pequeña sonrisa en mis labios, al tiempo que mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas, pero sin embargo, las retuve el mayor tiempo posible.

— Madison, quería pedirte un gran favor. — Asentí, observando a la madre de Andrea con atención, y ella extendió sus manos, tomando las mías. — Sé que ustedes eran mejores amigas de toda la vida, y me gustaría que el discurso de despedida lo dieras tu. — Aquellas palabras me dejaron en un pequeño shock, pero después de unos cuantos segundos, regrese mi mirada hacia los grandes ojos azules de la madre de Andrea.

— Pe-pero.. yo..— Las palabras simplemente no podían salir de mi boca, por más que lo intentara.

— No estás obligada a nada, obviamente.. solo me pareció una linda idea ya que ustedes se conocían y se entendían más de lo que yo nunca podré comprender.. y ustedes estuvieron juntas en sus últimos momentos. — Suspiré. — Y no me refiero al momento del accidente.. si no previo a todo eso, todas sus fiestas, sus reuniones, sus viajes, sus risas.. todo. — La madre de Andrea regresó su mirada hacia el cielo, y de nuevo me quede pensando por unos cuantos segundos, pero al final, accedí.

— Está bien, lo haré.. — Intente sonreírle, pero estaba muy segura que más bien pareció una mueca.

Aún con nuestras manos juntas, caminamos hacia donde se encontraba el resto de los chicos, esperando en medio de aquel lugar, pero al encontrarlos, todos comenzamos a caminar hacia donde se encontraría la tumba de Andrea, y al llegar, se encontraba un gran hueco en el suelo, debido a que habían excavado unas cuantas horas antes.

Al momento de llegar, unos cuantos hombres llegaron cargando el ataúd donde se encontraba mi mejor amiga dentro.

La madre de Andrea se soltó de mi agarre, para después caminar junto con su esposo, hacia Andrea, ya que todos acordamos que ellos serían los primeros en verla.

— Todo estará bien. — Bog después de un tiempo de no verlo, se acercó junto a mi y por detrás, rodeó mi cintura con sus brazos, colocando su cabeza sobre mi hombro.

— Lo sé. — Susurré, y nos quedamos observando a los padres de Andrea por un largo tiempo, hasta que por fin ellos se pusieron de pie, y caminaron en dirección a nosotros. — ¿Ya puedo.. ir?. — Ellos asintieron, sin siquiera poder pronunciar una palabra.

— ¿Quieres que vaya contigo?. — Bog susurró sobre mi oído, y yo negué unas cuantas veces, para después mirarlo y juntar nuestros labios. — Te amo. — El susurró sobre estos, y después me separé para caminar hacia donde se encontraba el ataúd.

Al llegar, realmente no tuve el coraje para mirar, ya que no podía ver a mi mejor amiga ahí.. pero a pesar de todo, lo hice.

La observé ahí, sin ninguna cicatriz, tan perfecta y hermosa como siempre. — Andrea... — Susurré, y coloqué mi mano sobre el cristal que impedía que pudiera acariciar su suave cabello. — Nunca creí que sucedería este momento. — Suspiré. — Siempre las dos bromeábamos sobre cómo serían nuestros funerales, sobre cómo iría la gente vestida.. o sobre qué música habría. — Una pequeña risa salió de mis labios, junto con un pequeño sollozo. — De verdad no puedo creer que ya no estes aquí.. te estoy mirando pero simplemente parece como si estuvieras dormida, y no puedo soportarlo, ¿Sabes?, te quiero sacar de aquí.. quiero que ambas vayamos a casa, quiero que bailemos, hagamos un maratón de películas. — En ese momento las lágrimas comenzaron a bajar de una manera excesiva. — ¡Joder, te necesito!. — Comencé a alzar la voz.

Sentí una mano sobre mi hombro, y se trataba de la tía Isabel, la cual tomo mi mano después, y me alejo de ahí, para después yo salir corriendo en dirección a un árbol, donde realmente quería que me dejaran sola.

Los minutos pasaban, y de mis ojos ya no salían lágrimas.. me había quedado completamente seca.
Y sabía que era momento de que me pusiera de pie y cumpliera la promesa que le había hecho a la madre de Andrea.

Tomé coraje, y me puse de pie caminando hacia donde se encontraban todos.

— Su atención.. por favor. — Todos se reunieron al rededor de mi, y me miraban con atención. — El día de hoy quisiera hablar de mi mejor amiga, Andrea Santorini.. una persona memorable, noble, sencilla, perfecta y a la vez maravillosa, que su partida nos ha dejado un dolor y vacío en todos nuestros corazones.. de verdad un gran vacío que creo que ninguna otra persona en el mundo podrá llenar, ella siempre dejo una huella en todas nuestras vidas, su manera de siempre apoyar y estar para todas las personas que le importaban. — Sonreí al recordarla. — Simplemente era increíble, y estaré por siempre agradecida de que ella haya sido parte de mi vida. — Miré al cielo. — Perder a tu mejor amiga es una de las experiencias más dolorosas que una persona puede afrontar en su vida, creo que todos hemos experimentado la pérdida de un ser querido.. y realmente se que es muy difícil aceptar que esa persona no podrá estar con nosotros, pero.. aunque sea un momento muy difícil para todos, todos debemos de recordar a Andrea con una sonrisa en nuestros rostros, debemos de estar siempre para ella, incluso cuando ella ya no esté aquí. — Camine en dirección al ataúd.

Todos me miraban con atención, pero ignoré todos aquellos movimientos que se formaban, y simplemente observé a mi mejor amiga.

— Andy, siempre serás mi alma gemela.. todos estamos muy felices de haberte conocido, y queremos que sepas que todos estamos bien contigo, y queremos que verdaderamente descanses en paz. — Todos los chicos se acercaron junto a mi, y tomaron mis manos, formando un círculo alrededor de ella.

— Todos estaremos para ti, y todos te pedimos disculpas. — Emilio habló, mirándola fijamente.

— Al igual que todos te amamos. — Iván ladeó una pequeña sonrisa.

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𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 𝐋𝐨𝐯𝐞. - 𝐉𝐮𝐬𝐭𝐛𝐨𝐠𝐠𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora