Capítulo 4 El instituto parte 2

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Cuando terminé de arreglarme y ponerme mi disfraz. Consistía de una peluca de pelo largo y rubio, lentillas de color marrón, unas gafas sin graduación negras y lamentablemente una especie de corsé que te hace parecer más gorda. Irónico no creéis. No me preguntéis por qué decidí comprarlo, porque ni yo sé por qué. 

Gracias al disfraz, me gasté todo el dinero que me quedaba. Nota mental encontrar trabajo. 

(...)

Llegué veinte minutos antes de que empezaran las clase. Cuando acabé de visitar a mi queridísimo amigo, el director, para pedirle el horario y el número de la taquilla, algo hizo que me detuviera a ver que pasaba. Una fuerte discusión sobre algo de unos deberes. ¿Desde cuándo se pegan esos gritos por unos simples papeles?

Poco a poco me fui acercando más para ver de donde provenían esos gritos. Ya a unos simples pasos de poder estar en frente de los provocadores de este alboroto, pude ver con total claridad a una chica bajita con pelo negro, vestía unos vaqueros negros rotos una camiseta blanca, una chupa de cuero y unas Doctor Martens negras, a su lado había un chico menudo, con gafas, pelo castaño, vestía una camisa de cuadros azul, blanca y verde, unos vaqueros holgados y unas Vans negras. 

El chico le sacaba dos cabezas y se veía totalmente asustado por una chica que ni le llegaba al cuello.  

Se veían tan tiernos los dos juntitos.

- ¡Aún no ha empezado el curso y ya me estás pidiendo que haga tus deberes, Nicole!- dijo el chico menudo.

- Haré y te pediré lo que me dé la gana, cuatro ojos. Si no haces lo que te digo atente a las consecuencias, y ya sabes que eso no le va a gustar nada a tu papi.

¿Cuatro ojos? Espera que me rio ¿Estamos en el paleolítico y yo no me he enterado?, porque que yo sepa ese insulto esta más desfasado que mi mierda disfraz.

- Perdonad, estaba pasando por aquí y escuché vuestra entretenida conversación. ¿Os importaría ir a jugar al malo y el bueno a otra parte?- le interrumpí antes de que la chica pegara al pobre chico.

- Vete de aquí, bollito, que haces daño a mi vista con lo fea y gorda que eres.- dijo dándome un repaso de arriba abajo. 

- Y tu haces daño a mi vista con el simple hecho de existir. Pero no siempre obtenemos lo que queremos. Que tal si te largas de aquí y dejas de joder a los demás con tu odiosa presencia.

Ella tan solo se me quedó mirando con la boca abierta.

- Te arrepentirás de esto, gordita.- se giró y se fue yendo hacia la salido. 

Que niña más insoportable.

- No hacia falta que me defendieras, lo tenía todo controlado, - dijo el chico.

- ¿Seguro?- enarqué una ceja,- a mi no me lo parecía. Parecía que en cualquier momento la chica te iba a comer vivo. Soy Ashley, encantada- le dije mientras le tendía mi mano para que la estrechara.

- Mathew.- cogió mi mano y le dio un pequeño apretón.

- Pues Mathew, la próxima vez que te moleste me avisas. Bueno, mejor no me avises, tienes pinta de ser el típico chico digno de las comidillas del instituto, y yo, sinceramente, prefiero pasar inadvertida. Lo mejor será que la ignores, al final se cansará de pedir algo que sabe que no conseguirá.- le eché una miradita rápida al reloj, dándome cuenta de que solo tenía dos minutos para llegar a clase- Bueno yo me voy. Soy nueva y no quiero dar mala impresión llegando tarde a las clases el primer día de colegio. 

Eché a correr por el pasillo, buscando la sala correcta.

Una vez encontrada la dichosa clase, llamé con indecisión a la puerta. 

Demasiados SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora