2O: Arropar

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La tarde había sido muy buena, jugaron un par de horas a los bolos y JiMin había descubierto lo increíblemente competidor que era JungKook, cada vez que él ganaba, el pelinegro abultaba sus labios y sus pobladas cejas se inclinaban sobre sus brillantes ojos. Era muy divertido y lindo.

-¿Te divertiste?

Ahora mismo se encontraban en la estación del metro esperando a que pasara el suyo.

-Sí, bastante -respondió JungKook mirándolo con una sonrisa-. Perdón por lo de hace rato.

JiMin le sonrió en un intento de calmarlo.

-No te preocupes -dijo moviendo las manos-. Es una nueva faceta que descubro de ti, me gusta.

JungKook se sentía totalmente avergonzado, desde que JiMin había propuesto los bolos había estado nervioso de que su ser competidor saliera a la luz, pero no podía evitarlo, era su naturaleza. Aunque se había controlado bastante bien y no le había gritado, no había manera de que pudiese gritarle a JiMin alguna vez.

-Lo siento -insistió juntando ambas manos, JiMin le volvió a sonreír-. ¿Qué puedo hacer para que me perdone?

-No hay n- ¡cuidado!

JungKook se sobresaltó ante el grito pero no se movió lo suficientemente rápido como para evitar que una mujer que venía rápido chocando contra todos, le vaciara el café sobre su camisa. El líquido le quemó la piel y al mismo tiempo le dio paso al frío de la noche, colándose por su camisa. La señora continuó su camino y JiMin buscó un par de toallitas en su mochila.

-Ten.

-Muchas gra- no, no. Hyung, estoy bien.

JiMin había comenzado a quitarse la chaqueta de cuero pero a pesar de las palabras de su menor, rodeó sus hombros con la prenda color negra. JungKook lo miró con las mejillas ligeramente encendidas, cohibido por la acción. JiMin le sonrió.

-Eso fue increíblemente irrespetuoso -habló el mayor mientras se cruzaba de brazos, mirando hacia la dirección en donde se había ido la señora-. ¿Traes tu uniforme contigo? No quiero que el café se enfríe en tu camiseta y te enfermes.

JungKook, quien seguía tratando de secarse la gran mancha sobre su pecho con las toallitas, respondió asintiendo con la cabeza. JiMin lo imitó y observó las riendas del metro, luciendo pensativo. Después de unos segundos, miro su reloj antes de posar nuevamente sus ojos en JungKook.

-¿Quieres pasar a mi casa? -preguntó cuidadosamente, observando la reacción de el menor.

JungKook parpadeó, perplejo.

-¿Ahora?

-Digo...El invierno está comenzando y esa mancha parece que no se irá -explicó jugando con uno de los anillos plateados que adornaban sus dedos-, tu departamento queda algo lejos y tardarás una eternidad en llegar.

El pelinegro lo escuchó atentamente, sintiendo cómo su rostro se acaloraba cada vez más.

-Mañana no tienes clase y pensé que sería buena idea que pasaras a mi casa.

Para ser honestos, JungKook pensaba que la excusa era algo tonta, traía la camisa del trabajo en su mochila y podía simplemente cambiarse en uno de los baños de la estación; pero JiMin parecía nervioso por la propuesta y sonaba como si de verdad quisiese que JungKook fuese a su casa, y él no iba a desaprovechar la oportunidad.

-Está bien -asintió después de unos segundos de meditar, le regaló una pequeña sonrisa, con sus dientes delanteros asomándose adorablemente.

Y justamente en el momento en el que JiMin le devolvió el gesto, el sonido del metro avanzando velozmente por las riendas interrumpió su conversación de miradas. Giraron hacia el metro que comenzaba a detenerse frente a ellos y se apresuraron a abrirse paso entre toda la gente que estaba amontonándose.

baby steps :: jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora