Park Jimin, un adulto con los estudios pausados a causa de un descuido, un bailarín frustrado y padre adorable.
Park Sarang, una pequeña de 4 años, que gusta de dulces y lecturas a media noche.
Jeon JungKook, un recién adulto quien trabaja medio tie...
ㅡYo puedo hacerlo, le llamo cuando llegue a su departamento.
ㅡMuchísimas gracias, JungKookie, de verdad. Será la única vez, te lo prometo.
ㅡNo es nada ㅡdejó salir una risita y escuchó un largo suspiro del otro lado de la línea.
ㅡMe tengo que ir, saluda a Sarang de mi parte.
ㅡMm, nos vemos, hyung.
ㅡPor cierto, le mandaré una foto tuya a la maestra, para que no desconfíe de ti.
ㅡEstá bien, hyung.
ㅡNos vemos esta noche, JungKookie.
Y colgó. La sonrisa que había formado por escuchar la voz de JiMin se desvaneció al instante, transformándose en una mueca.
YiRen no podía cuidar de Sarang y al parecer JiMin llegaría más tarde de lo habitual, por lo que JungKook se había ofrecido a cuidar de la niña.
Sí, se había ofrecido. En realidad JiMin le había llamado para decirle que quizá no podrían verse ese día debido a que tenía muchísimo trabajo, en el proceso le contó que estaba estresado porque necesitaba encontrar a alguien que cuidase de Sarang unas cuantas horas, puesto que YiRen estaba demasiado ocupada con sus deberes.
Y como buen no-novio que era de JiMin, se había ofrecido a hacerlo.
Ahora sólo quería arrojarse por la ventana.
Ya habían terminado de ensayar y como siempre, NamJoon los esperaba fuera del recinto, apoyado en su automóvil. Esta vez aceptó que lo llevasen, no quería que Sarang esperara demasiado. Llegó a la dirección que JiMin le había enviado, una casa color verde pastel con varios gusanitos pintados en las paredes.
Se acercó con cuidado y tocó un pequeño timbre color rosa, pronto la reja fue abierta y una señora de cabello corto se asomó.
ㅡHola, soy Jeon JungKook, vengo por Sarang. Park JiMin me mandó.
La señora sacó su celular del bolsillo de su mandil manchado de pintura. Colocó el móvil a un lado de su rostro y asintió.
ㅡ¡Sarang! ㅡexclamó mirando hacia atrás. JungKook se asomó un poco y la pequeña niña, con dos coletitas en su cabello, corría hacia élㅡ. Por cierto, recuérdele al señor Park que mañana necesitamos hablar con él.
ㅡClaro.
ㅡ¡Cooky!
Y como ya era habitual, en realidad, desde la primera vez que se conocieron, la niña enredó sus brazos en sus largas piernas. Sin darse cuenta, JungKook ya estaba sonriendo, inconscientemente colocó una mano sobre el delgado cabello de la pequeña y lo agitó con ternura.
ㅡ¡Señorita Min! Este es Cooky, ¡mi conejo!
Los grandes ojos de el menor estuvieron a punto de salirse de su rostro. ¿Su conejo? Sus mejillas se enrojecieron como la primera vez y la señora de cabello corto se carcajeó.
ㅡMucho gusto, Cooky. ㅡdijo divertida y JungKook lo único que pudo hacer fue sonreírㅡ. Nos vemos mañana, Sarangie.
ㅡ¡Adiós, señorita Min! ㅡagitó su pequeña manita mientras on la otra tomaba la mano más grande del chico.
JungKook miró las manos entrelazadas y sonrió, quizá...sólo quizá, podía acostumbrarse a esto.
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