30: Epílogo

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Los dedos le temblaban sobre el volante.

Iba tarde. 

Iba tarde y el mundo estaba haciendo de todo para hacérselo saber.

ㅡ¡JungKook, deprisa!

ㅡ¡Eso intento, Sarang!

Apretó el claxon con fuerza cuando el semáforo había cambiado de color y el automóvil frente suyo seguía aparcado.

ㅡ¡Llegaremos tarde con papá!

La niña gritaba desde el asiento trasero y el sonido de sus gritos junto al del tráfico lo estaban volviendo loco.

Odiaba manejar.

A penas había recibido su licencia una semana atrás después de que JiMin le insistiese tanto en ello, JungKook realmente no quería pero era imposible resistirse ante ese hombre. 

Así que aquí estaba, a diez minutos de que la ceremonia de graduación comenzara, tenía a una niña de siete años totalmente demandante detrás de él y si las manos de por sí le temblaban por el miedo de chocar, le temblaban el doble por el miedo de no llegar a tiempo.

-¡Papá Kook, más rápido!

-¡Sarangie, estoy haciendo todo lo posible!

Pudo ver por el retrovisor como la niña hacía una mueca y se cruzaba de brazos, aplastando un poco el ramo de flores que estaba en una de sus manitas.

ㅡTen cuidado con las flores.

Centró su vista en la calle frente suyo, el sonido de llamada que sonó por las bocinas lo asustó por un momento, apretó rápidamente un botón que estaba en el volante.

ㅡ¿Ya están cerca?

ㅡEl trafico está horrible, ¡perdón, perdón, perdón!

La bonita risa del mayor se escuchó por todo el automóvil, su cuerpo se relajó un poco, sólo un poco al escucharlo, la voz de la niña detrás suyo hizo presencia.

ㅡ¡Papá Kook no se apura!

ㅡ¡Estoy en eso?

La voz calmada de JiMin después de otra carcajada los puso atentos.

ㅡ¿Por dónde vienen?

ㅡCerca del restaurante donde Sarang se cayó ㅡdijo tratando de guardarse la risa, pero fue imposible retenerla por tanto tiempo.

ㅡ¡Hey! ㅡreclamó la niña, ofendida.

ㅡBien, los espero acá, vayan con calma, por favor. Los amo.

ㅡ¡Te amamos!

ㅡTienes que admitir que fue realmente divertido.

Y por el retrovisor, vio cómo la dulce niña rodaba los ojos.

Al ver ese gesto se preguntó a sí mismo a dónde se había ido aquella niña que lo reclamaba como su conejo y que lo adoraba, puesto que ahora se había convertido en una niña de siete años que lo molestaba cada que podía y que había aprendido ese molesto gesto por una amiga suya llamada JiJoo que si le preguntaban a JungKook sobre ella, opinaba que era un mala influencia para Sarang.

Pero mientras miraba su adorable rostro concentrado en acomodar el ramo de flores, recordó cómo esa mañana se había colado en su cama y los había despertado con besos y dos vasos de leche para cada uno.

Sonrió ante el recuerdo.

🥛

La pequeña mano de Sarang se aferraba con fuerza a la suya, mientras corrían por los pasillos de la universidad, totalmente vacía, puesto que todos se encontraban en el auditorio y estaban llegando considerablemente tarde.

baby steps :: jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora