tarde o temprano [TWDG] clouis

Déjame

Cuando el sol salió de nuevo, el horrible ruido de aquel bastón chocando una y otra vez con los barrotes los sacó a todos de su sueño.

Los jóvenes abrieron los ojos rápidamente, Justin entró en la celda y siguió dando golpes hasta que todos se pusieron en pie.

-Eso es. En el momento en el que yo os despierte debéis estar en formación. Todos en pie, sois una panda de holgazanes.

-Oh, Dios mío. Cállate de una vez, Justi...

Las palabras de Suki se pararon cuando Justin le proporcionó una bofetada. Suki parecía haber perdido su privilegio de intocable. ¿Acaso Lewis habría tenido algún problema? Todos quedaron sorprendidos por aquello.

-Tú también irás a trabajar esta vez. Se acabó el quedarte aquí todo el día sin hacer nada. ¡Venga! No voy a repetirlo. Son órdenes directas de Stefan.

Clem se levantó y ayudó a AJ a colocarse la chaqueta. Louis también se colocó la suya y colocó las manos en los hombros de AJ en forma de protección.

-Clem, tengo que hablar contigo. Es importante.-dijo AJ en un susurro acordándose de la conversación de los dos adultos del día anterior.-Ayer me quedé dormido.

La joven miró hacia el chico, asintió con la cabeza hasta que sintió como Justin tiraba de su brazo alejándola de Lou y AJ.

-Tú vienes conmigo, Lilly te necesita hoy.-exolicó Justin mientras alejaba a Clem de la celda.

-¡Clem!-gritó AJ.

-No te preocupes, AJ. Estaré aquí de nuevo en menos de lo que esperas.-dijo Clem intentando calmar el ambiente.

Justin caminaba con paso firme hasta otro bloque de pisos más grande, donde se imaginó que estarían las habitaciones de los más importantes. Subió las escaleras mientras se agarraba el costado con suavidad, su herida estaba mucho mejor, se curaría del todo en algo más de una semana si no volvía a abrirse o a darse un golpe. Justin llamó a la puerta, Lilly no tardó en abrir. Su cara estaba tensa como siempre, las fosas nasales de la nariz se hundían en su piel y miraba hacia arriba con aires de superioridad.

-Muy bien, Justin. Puedes irte.

Clem y Lilly se miraron de nuevo. La adulta cerró la puerta tras de sí y con un movimiento de cabeza le indicó que se moviese. Ambas caminaron hasta una gran habitación donde había una gran mesa de madera y varias sillas. Fatema se encontraba allí limpiando la habitación.

-Buenos días, Lilly.-saludó la joven.

-Te dejo aquí a Clementine. Te ayudará a limpiar. Cuando acabéis dejad el café preparado y después id a la guardería.-ordenó antes de desaparecer.

La puerta se cerró tras las jóvenes que quedaron allí. Se miraron y tras dedicarse una mirada triste comenzaron a trabajar. Fatema canturreaba mientras pasaba la bayeta por el cristal de la mesa. Clem prefería limpiar las sillas en silencio.

-¿Cuantos años tienes?-preguntó Clem.

La joven se giró sobre sus piernas y procesó la pregunta por un momento.

-Tenía catorce años cuando todo empezó. Así que... Veintitrés.-afirmó.-Creo.

Fatema parecía mucho más joven, no parecía haber pasado mucho tiempo fuera. Su rostro estaba intacto de cicatrices y su pelo era largo. Esa era una de las reglas de Lee. El pelo largo estaba prohibido. Era peligroso.

-Entiendo.-respondió Clem.

-¿Estás bien si te dejo sola un momento? Debo ir por las cafeteras antes de que las guarden después del desayuno, sino será un lío para encontrarlas y créeme, no quieres enfadar a Lilly.