cap 50

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- definitivamente mataré al que te este haciendo esto - dijo la joven que seguía caminando, mientras que sin importarle todas las heridas de su cuerpo sangraban, ella dio paso a paso, cada uno más doloroso que el otro pero que por su adrenalina aún no sentía del todo, sus ojos estaban desenfocados pero sentía bien desde donde venía la presencia de su hermano por lo que sus pasos no demostraban dudas. - espero que no estás llorando pequeño, ese dolor es más que un simple rasguño y no estoy cerca para absorverlo.

[...]

- en unos minutos estará aquí, lástima que no se espera lo que viene - Hablo fríamente Destino tocando con su dedos la barbilla del peli plata. - lastima que eres tan hermoso, pero el poder está primero.

El peli plata no parecía contener vida en sus ojos, y a pesar de no gustarle el contacto físico no parecía disgustarle en este momento.

Los minutos pasaban y Destino pudo escuchar como la puerta en donde ella estaba se abría de par en par con un tremendo ruido.

- al fin llegas querida.

- donde está - contesto fríamente.

- esos modales, hablas con tus mayores - trato de corregirla, pero solo se ganó una sonrisa fría. - que es gracioso - le preguntó ya molesta, mantener esa actitud estando en el estado que estaba le parecía ridículo a Destino.

- donde está, no lo volveré a repetir. Aunque aún así no te dejaré salir ilesa - amenazó, porque ya sabía que su hermano no estaba en buenas condiciones.

- porque no te arrodillas ante mi y tal vez te lo digo - provocaba Destino, pero nuestra melliza no perdió el tiempo y rápidamente se acercó a Destino, y con una gran fuerza la agarró del hombro y la tiro contra la pared.
El impacto fue tan fuerte que Destino escupió un gran bocanado de sangre.

- si estuviera bien eso debería haber roto todos tus huesos.

- ¡perra! Me las pagarás - dijo enojada Destino. Quien no sabía entre los Dioses cuanto ella odiaba ensuciarce y  además que desde que nació siempre la trataron con respecto e incluso los Dioses del olimpo deberían arrodillarse ante ella o bueno eso es lo que su ego le dejó saber.
- bella ¡ahora¡ - ordenó.

- perdón pero si lo hago podré obtener lo que quiero - se disculpó en un susurro bella.

A su vez ante la vista de la melliza aparecía su hermano rodeado de hilos que originalmente no les pertenecía.
y bella no dudo en apuñalar con la gran espada al menor de los mellizos.

- !noooo Alendis! - grito desgarradoramente.

La sangre brotó del pecho del menor cuando bella saco la espada de su cuerpo, sus ojos reaccionaron por un segundo al escuchar a su hermana llamarlo por primera vez por su nombre y una lágrima cayó de sus hermosos ojos grises.

Bella salió apresuradamente del lugar,  sabía que si se quedaba ahí no dudaría la joven de pelo negro en matarla.

La melliza mayor corrió hasta su hermano, sin importarle que bella se haya escapado, era más importante su hermano que otra cosa.

- Al, por favor hermano abre los ojos - agarró delicadamente a su hermano, tan delicado como si del tesoro más grande del mundo estuviera en sus manos.

  Alendis abrió los ojos lentamente, a penas enfocando sus ojos en ella - desde cuando mi hermana llora - dijo mientras llevaba su mano a la cara de su hermana, ella sujeto firmemente su mano. - lo siento, este dolor lo debes estar sufriendo el doble verdad - hablo como pudo.

- eso no me importa, un poco de dolor físico no es nada para mi, no te preocupes - dijo con una sonrisa, quería tranquilizar a su hermano, pero sus lágrimas no paraban de salir, desde que nació está era su primera vez llorando.

- esto es algo que no se ve todos los días - bromeó - siempre te dije que mataría al hombre que te hiciera llorar, es irónico que el que te hizo llorar fuera yo.

- no hables tanto, yo no se que hacer perdón soy incompetente - dijo frustrada, no tenía una forma de curar a su hermano, no era médico y sabía que no estaban ni uno en buena forma para salir del lugar. - tu hermana lo siente debi buscarte antes, hacer que entraras en razón, incluso si era a la fuerza.

- no te disculpes, así no eres tú, das más miedo que cuando matas. Yo me debo disculpar, fui un tonto, te hice daño y tarde fue cuando pude salir de esto - hablo mirando a todos los hilos, esos destinos, esos pensamientos no son suyos, son sólo cosas que alguien arreglo.

Su hermana noto fácilmente a que se refería, y su enojo era enorme, pero debía controlarse, tiene a su hermano en brazos era peor si pierde el control.

- hermana - llamo mientras tosia más sangre.

- no hables es peor.

El negó con la cabeza - déjame terminar, gracias por seguir esperando por mi, y incluso aunque hayas estado enojada me viniste a buscar.

- por que lo haces parecer como tus últimas palabras, yo te buscaría hasta los confines de la tierra incluso si es necesario, eres mi mitad, lo sabes.

El le dedicó una sonrisa - perdón Ariadne - una lágrima cayó de sus ojos, a su vez perdiendo todo color y vida que estos pudieran contener.

Crepusculo (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora