El bosque era demasiado extenso y aun le faltaba mucho tiempo por recorrer, estaba cansado, hambriento y con sueño. No escuchaba sonido alguno aun entre la espesura y los enormes árboles, por lo que mantenía la guardia en alto. El enorme lobo azul; a pesar de su tamaño, tampoco hacia ruido alguno, hasta que bostezo.
—¿Aún faltara para encontrarlos?— pregunto, sin recibir respuesta, por lo que la caminata siguió de la misma forma por lo menos unos minutos.
La caminata se vio interrumpida por el sonido de algo que se acercaba con velocidad que no fue detectado hasta hacer contacto, el lobo volvió a abrir el hocico, pero antes de que dijera algo, fue empujado contra el piso, lanzando una dentellada al aire por el intento de protegerse, moviendo las patas con rapidez para ponerse de pie.
—E-Escuchen...—
—¡No tenemos intenciones de hablar en absoluto!— escucharon ambos, el lobo y el niño —Tu mascara me dice todo lo que debo saber, voy a matarte ¡Y al peludo tambien!—
—¿La máscara? ¡Espera, están cometiendo un error!— grito alarmado —Es un recuerdo de...—
— ¿Qué hacemos?— le pregunto el lobo al chico mentalmente — ¿Huimos? No me agrada mucho esa idea, pero... se darán cuenta ¡Te dije que no te pusieras esa mascara!—
—Algo pasa aquí— le respondió el chico en voz baja —No puedo permitir que vean mi rostro ni que lleven a cabo sus planes—
—Pero entonces te enfrentaras a ogros Kouki-sama...—
Kouki estaba en busca de algo en especial, en definitiva era poderoso, pero su pequeño aspecto no le ayudaba en nada, por lo que habia decidido; encontrar una manera de hacerse ver diferente, y eso lo haría encontrando a una hechicera.
—No te preocupes, no perderé—
El enorme lobo azul bufo algo molesto, se suponía que era el protector del Dios del bosque y este saltaba a los problemas al primer momento, pero aun así y aunque no legara, su cola se movió en orgullo por lo que el chiquillo estaba aprendiendo.
La máscara que Kouki portaba, era de una aldea lejana en lo profundo del bosque, había visto con pesar como esta estaba destruida, dañada quizá por orcos u ogros, por lo que no dudo en ir a la caza de estos.
Aomine había sido quien se ofreció como guardaespaldas para acompañarlo, cuando Kagami; quien era quien usualmente lo acompañaba, se había ausentado en unas encomiendas al reino.
Los ogros frente a él tenían lo que buscaban, llevando a la joven de cabellos rosas atada como si de un animal se tratara, haciendo que su molestia fuera incluso más que al principio.
Uno de los grandes ogros, desenvaino su espada, alzándola por arriba de su cabeza, blandiéndola en su contra mientras corría en su dirección. Kouki se movió con la gracia de un niño pequeño, dando la vuelta en su propio eje, sacando polvo del suelo por su movimiento mientras levantaba uno de sus pies con el que hizo caer al enemigo. Este se levantó y apunto de nuevo la espada frente a él, tomándola con ambas manos.
—¿Eres valiente o temerario mocoso? ¡No me subestimes!—
—Lección número 1 — escucho en su mente —Si el enemigo es de mecha corta, debes picar ahí—
—Por respeto a tu descaro no responderé a esa pregunta— dijo Kouki —¿Así está bien?— preguntó
El ogro corrió en su dirección, pero golpe de la espada dio de lleno en el suelo estéril, sacando una nube de polvo. Aomine vio con orgullo como el ogro parecía desubicado y enfureció mas al darse cuenta de que Kouki de hecho estaba parado en su cabeza, haciéndolo gritar de rabia.
ESTÁS LEYENDO
31 DIAS DE AKAFURI DICIEMBRE
FanfictionReto para la pagina "Porque amamos el AKAFURI" 31 días 31 historias Todo Diciembre para darle amor al AKAFURI