Kouki nunca había pensado en esa clase cosas aun cuando era un adolescente. Que sí; tenía sus tiempos íntimos para el mismo, sabiendo desde muy joven que lo suyo no eran las mujeres. Exploro su mente, su cuerpo y sobre todo lo que quería de sí mismo y una futura pareja.
Desgraciadamente las cosas no salieron bien en cuestiones del amor y lo acepto. Era joven, lo sabía; por lo que aún le quedaba camino por recorrer en ese aspecto así que esperaría.
Entonces ¿Cómo había acabado de aquella manera?
Kouki ahora vivía en un pequeño departamento para él solo, no era lujoso, pero si confortable. Vivía día a día, entre estudios de la universidad; porque ya cursaba el último año de Medicina Veterinaria y Zootecnia, cosa que no era para nada barata.
Pasaba la mayor parte de su vida en la universidad, con la nariz en los libros y sus prácticas médicas. Por supuesto que se sentía solo, quería alguien a quien amar y que le amara.
—Porque no buscas alguien en Tinder— le dijo uno de pocos sus buenos amigos —Ya sabes, esa app para ligar—
—Me parece muy impersonal, ¿Qué tal si me encuentro con un anciano pervertido? No, que miedo—
Esa fue la única vez que toco el tema, pero eso no quería decir que había salido de su mente. Dos noches después, en uno de sus pocos descansos por la tesis, comenzó a buscar en internet. Una página le llevo a otra y no supo cómo acabo viendo pornografía pagada.
Bien. Quizá estaba perdiendo la cabeza, tal vez Rufus; el perro que conoció en segundo año y que le mordió; el único hasta la fecha, le había transmitido alguna clase de bacteria de larga incubación que a esas alturas hacia efecto y por eso alucinaba.
O quizá era ese hongo come cerebros que controlaba sus impulsos, como las hormigas zombis que vio en clase una vez.
Sí; era por eso que estaba vestido con esa ropa, era por eso que desde hacía seis meses subía sus videos a esa página y por la que había renunciado a su trabajo de medio tiempo en la cafetería, ¿Quién va a querer desgastarse 5 horas por una miseria si por 10 minutos tendría lo de un mes?
Pues Kouki no era ese idiota.
Encendió la cámara, perfectamente equilibrada y en posición para que su rostro no fuera notado, aun así tenía un antifaz, no estaba mal ser precavido.
Su recamara había sufrido drásticos cambios. Cortinas de color rosado y ponis, almohadones enormes en con brillos, sabanas rojas de seda, holanes por aquí y por allá, lámparas con decorados dorados y su armario; su dulce y amado armario, lleno de prendas provocativas como faldas de tablones, disfraces de enfermera o maid.
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31 DIAS DE AKAFURI DICIEMBRE
FanficReto para la pagina "Porque amamos el AKAFURI" 31 días 31 historias Todo Diciembre para darle amor al AKAFURI