PIEDRA CARMESI

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Kouki veía por la ventana como los pétalos de las Sakuras danzaban por el aire hasta terminar en el piso. Sus ojos parecían cansados, pero estaban llenos de la más sincera curiosidad.

Kouki no tenía muchos amigos, no porque no quisiera, sino porque lo consideraban un chico sin chiste, aburrido y misteriosos rallando en lo peligroso.



—Ne... Furihata-cchi ¿Es hora de irnos?—



Kouki escucho la suave voz del único que siempre le hacía compañía, le sonrió a penas y se levantó de su lugar. Camino a su lado escuchando todo lo que el rubio había hecho en su día, pero sabiendo que detrás de ese brillo y entusiasmo, se escondía algo más.

—¿Cuánto tiempo nos queda Kise-san?—

El nombrado se quedó callado, mostrando la faceta que pocos; que resultaban ser desafortunados, conocían. El semblante del rubio se oscureció, el color amarillo brillante de sus pupilas pareció volverse oro líquido así como su postura parecía a la defensiva.

—Una semana como mucho, un par de días como mínimo—

—Extrañare este lugar...— dijo Kouki, tocando la madera del árbol hasta donde los había dirigido la caminata. Kouki levanto la vista al enorme edificio donde había hasta unos momentos recibido clases, quizá no era el más inteligente o el más social, pero adoraba el barullo de sus compañeros, el aburrimiento de la clase de matemáticas o lo interesante de las lecciones de biología —Han avanzado mucho... es por eso que nos debemos de marchar—

Kise Ryota siguió los pasos del castaño, unos cuantos detrás sin decir nada, retomando su postura alegre y llena de vida. Debía de ser así para guardar las apariencias, para conseguir información o cuanto deseara, todo para mantener a salvo a Kouki, el ser más importante después de quien había amado muchos años atrás. Siempre rogaba por la salud de Yukio, que el hombre más bajo estuviera a salvo.

Su travesía de casi un siglo estaba llegado a su fin, pero la traición de quienes se suponía debía proteger, le había costado el descansar por años, Kise sabía que Kouki no buscaría venganza pero el pacto de sangre que el rubio tenía con él le había obligado a seguirle.

Kouki había intentado persuadir al rubio que se quedara con su amado, pero este era reacio a dejarlo.



—Me quedare aquí Furihata, así estarás al tanto de los pasos de los traidores— había dicho el noble de cabello negro —Con tantos traidores es mejor replegar las filas—



La pareja se había jurado amor eterno bajo la luna sangrienta con Kouki dando la bendición, por lo que sus almas estaban seriamente conectadas, por más alejados que estuvieran, solo la muerte los separaría. Pero hacia un par de días que no tenían contacto con Kasamatsu, por lo que cambiar de residencia era lo más factible, además de que si eso sucedía, significaba que el pelinegro había salido del radar del resto de los nobles y no podía mantenerles al tanto, por lo que pronto le verían.







 Pero hacia un par de días que no tenían contacto con Kasamatsu, por lo que cambiar de residencia era lo más factible, además de que si eso sucedía, significaba que el pelinegro había salido del radar del resto de los nobles y no podía mantenerles...

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31 DIAS DE AKAFURI DICIEMBREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora