NEGRO Y ROSA

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—No puedo creer que el príncipe de la universidad este saliendo con... ese— escucho decir el pelirrojo




—Es decir; mira, es... un friki— dijo otra voz —Que tiene de interesante ese esperpento en tonos negros y ¿Qué es eso, moda del siglo 20?—




—El siglo 20 es este, querrás decir del siglo pasado ¿No?—


Seijuuro rodo los ojos por las palabras de esas chicas descerebradas, veía caminar hacia el a su lindo novio. A esas mujeres ni siquiera les importaba ver que Seijuuro les daba la espalda.


Su Kouki era... especial, y el único que quería para el.


No le importaba lo que pensaran los demás, de su ropa holgada, de sus anillos negros en cada dedo de sus dos manos; que por cierto, esperaba anexar uno dorado algún día, no le importaba el delineador en sus ojos, el aro en su labio que a sus ojos le parecía condenadamente sexy.

Tampoco su moda del "siglo pasado" como habían dicho esas mujeres, la ropa holgada ocultaba de los demás su cuerpo tonificado y sexy, eso era algo que internamente agradecía.

Kouki era un genio en su campo; tenia a pesar de estar en su segundo año en la universidad, media docena de libros de terror publicados, un par de premios al escritor joven y una propuesta de llevar uno de sus libros a los cines.


Por su gran corazón y muchas cosas más era que lo amaba, porque lo compendia en sus penas, en la carga sobre sus hombros por ser un Akashi, el último Akashi; ya que su padre se negaba a que su único heredero adoptara.


Y también... porque compartían los mismos fetiches.




—¡Estoy aquí Sei!— le dijo con entusiasmo mientras era envuelto entre los brazos del pelirrojo —Me dijiste que ten-...— un beso acallo las palabras del castaño, Seijuuro lo atrajo a sus brazos, acariciando su cabello mientras profundizaba el contacto, asegurándose de subir a su novio a la banca en la que se halaba antes sentado, viendo con ira y satisfacción el rostro de las mujeres que antes habían hablado.


—Si— le dijo casi sin aliento —Tengo algo que es solo para ti—




—Si— le dijo casi sin aliento —Tengo algo que es solo para ti—

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Llevaban saliendo ya un año, no tenían nada en común debido a que cursaban diferentes carreras, salvo una cosa. Kuroko.

Era buen amigo de ambos, por lo que cuando anuncio su compromiso con Kise; otro de sus amigos, ambos fueron invitados a la fiesta por ello.

Kouki no habría querido asistir, poniendo excusa tras excusa, más se rindió ante el rostro malvado que el peli celeste le puso. Las cosas fueron bien, a nadie en particular le molesto que se sentara en un sillón alejado en el departamento de a saber quién, a leer en silencio, la música era tranquila, por lo que pronto se perdió entre las hojas del libro.




31 DIAS DE AKAFURI DICIEMBREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora