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Nunca antes he sentido la necesidad de estar con alguien hasta que conocí a Kihyun.

Sabiendo que mi padre ya no está en casa, porque pronto se ha marchado, se que aún así debería contenerme pero no puedo evitar besar a Kihyun, acariciar su pequeño pero precioso cuerpo, estando recostado sobre el mismo sin cargar todo mi peso sobre mi novio porque no quiero hacerle daño.

Es tan perfecto y único este momento, en el que los dos nos estamos entregando el uno al otro, con sus manos subiendo y bajando por mi espalda, sus piernas abrazando mis caderas, mis labios dejando pequeños pero dulces besos en su cuello, sintiendo el roce de su cuerpo bajo el mio, contra el mio, piel con piel, deslizando ahora por su cuerpo más besos delicados, sintiendo vivamente el calor que desprende en cada roce.

— Hyunwoo.. —dejo un beso sobre su vientre, sonriendo sin poder evitarlo —quiero ser tuyo para siempre.

— Eres mio, yo soy tuyo —dejo un beso más —pero esto.. ¿estás seguro?

Acostado como está, abrazando yo mismo su cintura tan delgada, tan bonita, tan bien formada en mi precioso novio, veo que asiente con tanta seguridad que no dudo en dejar más besos en su abdomen, en cada parte de su anatomía, no queriendo que este momento a solas y tan especial acabe nunca.

Dejando un último beso en su vientre, acariciando sus piernas, deslizo con calma su pantalón por ellas, quitándoselo quedando ahora casi desnudo ante mi. Sus piernas son tan suaves como bonitas, como cálidas incluso en cada roce que mis labios dejan, besando, disfrutando de este tiempo que me permite para darle todo de mi amor.

No quiero precipitar nada con Kihyun por mucho que la erección bajo mi pantalón esté presionando deseosa de salir. Quiero que se sienta cómodo, aunque la humedad que mancha su ropa interior me deja saber que está tan preparado como yo. Deslizando esa única prenda, estando ahora Kihyun desnudo por completo a diferencia de mi que tan solo llevo mi pantalón, me permito mirar unos segundos su húmeda entrada, así como rozarla con uno de mis dedos.

— ¿Qué.. qué haces?

— No quiero hacerte daño Kihyun —lo deslizo un poco en su interior —tiene que ser especial.

Su espalda se arquea de un momento a otro, sintiendo la presión que rodea mi dedo que cada vez está más adentro en su estrecha cavidad. Introduciendo un segundo dedo, moviéndolos sin prisa alguna, intento hacerle sentir el menor dolor posible, dejando ahora un nuevo beso en su vientre, sonriendo cuando un pequeño gemido escapa de entre sus labios.

— Hazlo por favor.. —escucho que me pide —se que dolerá por mucho que me prepares.

Deslizando un tercer dedo, moviéndolos de forma que ahora abro un poco más su entrada ya dilatada, preparada para recibirme, saco mis dedos, besándole en los labios al mismo tiempo que quito mi pantalón, abro ese azulado paquetito y deslizo el preservativo en mi miembro.

— ¿Estás seguro? —vuelvo a preguntar, mirándole a los ojos —si no puedes lo entenderé.

Kihyun niega, aferrando de forma más firme mi cuerpo entre sus piernas, sabiendo que en efecto está preparado, tanto como yo aunque los nervios me invadan de una forma demasiado fuerte.

Nuestros labios se unen en un beso que ninguno llevamos a su fin. Enlazando nuestras manos, sintiendo como las aprieta, me deslizo sin prisa alguna en su interior, sintiendo más la tensión, como me aprieta porque es evidente que está demasiado nervioso y asustado.

Intento calmarle, besando su cuello, sus mejillas húmedas ahora por esas pequeñas gotitas que de sus ojos han escapado, deteniéndome cuando mi miembro ya no tiene un solo centímetro en su interior más que recorrer, quedándome quieto para que se acostumbre.

— ¿Te duele?

— Duele un poco —mueve sus manos hasta mi espalda —pero tu no permites que sienta más dolor del que debería sentir siendo mi primera vez.

— Nunca haría algo que te doliese mi amor —ambos sonreímos —sabes que para mi eres lo más importante y que estés bien también.

Moviendo sus manos por mi espalda, descansando una en mi nuca, me acerca de tal forma que ahora nuestros labios están encajados a la perfección en un beso dulce, en su lengua con timidez uniéndose a la mía, invitándome a moverme.

Me muevo si, deslizándome fuerza de su estrecha cavidad para volver a deslizarme en su interior, tocando ese dulce punto en su interior que hace que gima, que su espalda se arquee.

Cada vez, con cada embestida la presión es menor apretando mi miembro, aunque la sensación de estar cada vez más apretado según se acerca el orgasmo creo que incluso Kihyun la nota, volviendo a estar sus mejillas llenas de esas lágrimas, sus ojos cerrados, su respiración siendo cortante, besando ahí donde no quiero precipitarme en dejar una marca, gimiendo también cuando en su interior siento el preservativo llenarse, su cuerpo tensándose así como sus piernas ante el orgasmo, besándole con el único propósito de calmarle, de que se sienta bien.

Nuestros cuerpos giran de un momento a otro, aún unidos de esta forma tan especial, por primera vez. Mi pequeño omega, precioso en todos los aspectos, se encuentra sentado sobre mi, mirándome con una cansada pero satisfecha sonrisa.

Acariciando mi torso desnudo, dejando pequeños pero dulces besos, no puedo evitar sonreír, sentirme satisfecho, feliz porque él está bien, incluso tanto que le siento moverse, con sus manos descansando sobre mi cuerpo, aferrándose a mi cintura cuando parece llegar a un segundo orgasmo, descansando ahora sobre mi por completo, permitiéndome abrazarle.

— Kihyun ¿te encuentras bien? —asiente sin moverse —debería quitarme el..

— Hazlo pero no me sueltes.

Moviéndome bajo su cuerpo, sintiendo el gruñido que emite al sentirse vacío, me quito el preservativo lleno como puedo, atándolo, dejándolo a un lado en el suelo aunque no me guste hacer justamente esto.

No quiero soltar a mi precioso ángel, a mi novio, viendo que se ha quedado profundamente dormido sobre mi, siendo tan dulce y bonito que no dudo en dejar un beso en su cabeza, así como tampoco en taparle para que no se quede frio, abrazándole de forma que también se pueda sentir más seguro, sin esas pesadillas que no quiero que le ataquen nuevamente porque no se merece pensar en que no tiene derecho a ser amado.

Esas ideas de que crea que por ser omega solo tiene que ser sumiso, tener hijos y no hacer nada más en su vida, no me gustan en absoluto y como sea pienso hacer hasta lo imposible para quitarlas de su cabeza, así tenga que enfrentarme al desgraciado culpable de ello que es su padre.

— Puedes hacer todo lo que te propongas Kihyun —aparto los revoltosos mechones de su frente —no vamos a permitir ninguno de los dos que otros hagan de tu vida una pesadilla, algo malo y negativo como son esos pensamientos que pronto no existirán más.

Porque Kihyun puede hacer cuanto desee, cuanto le apetezca, ya sea trabajar, que tener hijos, siendo fiel a que me voy a quedar en su vida para siempre, así seamos solo los dos cada uno de los días que nos guíen juntos como la pareja destinada que fielmente creo y se que somos.

Can do itDonde viven las historias. Descúbrelo ahora