capítulo dieciocho

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Los Ángeles, California 1988.

Me encuentro en una de las esquinas de la habitación, dejando que sus demás compañeros de banda estén tranquilamente con él. Muestran preocupación y enojo por el punto al que habia llegado. Pero, digamos que ellos no pueden decir mucho.

-¿Cómo estás?- preguntó Steven tomándome por los hombros para acercarme a su cuerpo y fundirnos en un gran abrazo, uno que tanto necesitaba.

-Estoy bien.- suspiré - Vaya noche, solo había salido a tomar un poco de aire fresco con Stephanie y mira.- reí.

-¿Está todo bien entre ustedes?- susurró y yo sólo asentí.

-Despues hablaremos de eso Stev. Por cierto, acompáñame un minuto afuera.

Lo tomé de la muñeca llevándolo hacia la puerta, agradezco que todos estén tan sumidos en Duff que nadie dijo nada de porque nos íbamos.

-¿Que pasa, linda?- preguntó preocupado.

-Quería preguntarte por Nikki... hace unos días fue su cumpleaños y nisiquiera lo llamé. ¿Él está bien? ¿Duff lo lastimó mucho?

-Si, lo está. Pero te extraña.- hizo una mueca - Pienso que deberías llamarlo, por más que no quieras una relación con él, siempre fue un soporte para ti. ¿No lo crees?- asentí cabizbaja - Y no, no le ha hecho nada a Nikki, creo que él fue quien le dió la mejor paliza a Duff.- rió.

-Luego lo llamaré.

-Hazlo, se pondrá contento por mas que lo hayas rechazado.

-Steven...- lo miré fijamente.

-¿Qué?- preguntó sin entender.

-No lo digas tan así que me haces sentir aún peor.

-¡Lo siento, lo siento!- se disculpó entre dientes - ¿Tu te quedarás con él esta noche?

-Si, me quedaré con el esta noche. No me lo ha pedido pero...

-Se pondrá feliz, no sabes como estuvo esta semana. Hecho una mierda, bebiendo todos los días, drogándose. Apenas salía de su habitación, por eso mismo ayer lo animamos a que salga un poco pero fue a parar a aquel bar.

-Vaya... no sigas porfavor.- le pedí tratando de no ponerme mal.

-Esta bien, él esta bien. No te preocupes.- acarició mis hombros.

Volvimos a entrar a la habitación y las miradas se posaron en nosotros, intenté poner mi mejor cara, pero era algo imposible.

-Ya nos vamos nosotros.- dijo Izzy - Duff necesita descansar.

Uno por uno se fue despidiendo de Duff y de mi, finalmente dejándonos solos otra vez.

-¿Como te sientes?- le pregunté sentándome cerca de él, en la orilla de la camilla.

-Bien, hasta creo que ya tengo apetito.- rió.

-Eso es muy bueno.- sonreí - Pero deberás comer cosas livianas, ya que prácticamente tuviste una intoxicación por el alcohol y al hacerte el lavaje tu estómago esta sensible.

-Lamento tanto hacerte pasar por esto.- colocó su mano sobre mi mejilla, acariciándola.

-No tienes que disculparte por nada.- tomé su mano aún en mi mejilla, sintiendo su calor.

El iba a hablar, pero el sonido de la puerta lo interrumpió. Allí se pudo ver a la enfermera quien venía a controlarlo. Me hice a un lado para que pudiera hacer su trabajo.

-¿Como te sientes? ¿Tienes hambre?- el asintió - Lo imaginé, te quitaré el suero y te traeré algo de comida.

Duff hizo una leve expresión de dolor al sentir como la enfermera quitaba aquella intravenosa de su mano. Lo entiendo, es muy doloroso. A los minutos ella salió, prometiendo que volvería con alimentos.

-¿Stephanie ya se fue?

-Yo le dije que se vaya, Tommy de seguro la estaba esperando.

-También debo agradecerle a ella.

-Si, ella fue quién se dió cuenta de la situación.- reí.

-Por eso mismo.- sonrió.

Volvió a entrar la enfermera, con un carrito lleno de cosas livianas para comer. Tomó la mesa que se encontraba allí y la colocó sobre Duff para despues poner todo ahí. Ambos agradecimos y ella se fue.

-Delicioso...- dijo el sarcástico observando todo.

-Quizá de sabor esté bueno.- me encogí de hombros.

-¿Tu cenaste? ¿No verdad?- negué.

-No hay problema, de igual forma no tengo apetito.

-Ven, esto alcanza para los dos.- palpó un lado de la camilla para que me sentara.

Reí y me senté junto a el, rodeó uno de sus brazos por mi cintura, mientras apoyaba su cabeza en mi hombro. Una sensación nostálgica recorrió mi cuerpo, y a la vez una de alegría porque era algo que extrañaba demasiado.
Con el tenedor tomé un poco del arroz que estaba servido y lo llevé a su boca. Éste lo masticó por unos segundos para despues poner cara de asco. Largué una carcajada ante eso.

-Le falta sal.- se quejó.

-Estamos en un hospital, Duff. No en el Sheraton.- rodee los ojos. Tomó el mismo tenedor e hizo lo mismo que yo con él.

Mastiqué e intenté encontrarle algún gusto a ese arroz que estaba mas que desabrido. Duff comenzó a reir al ver mi cara de repugnancia.

-Esto es un asco.- fruncí el ceño asqueada.

-"No es el Sheraton".- imitó mi voz y sólo lo miré con mala cara - Tus sopas de verduras son mucho mejores.

-¡Claro que lo son! No puedes comparar esto con mi sopa.- lo miré indignada.

-¡Lo siento!- rió - Extrañaba tanto verte, ver tus expresiones, tu sonrisa. Oír tu voz. No te das una idea de cuanta falta me hacías.- colocó su mano en mi mentón haciendo que mi vista quede fija en el.

-Yo también te extrañé demasiado.- le sonreí apenas, el acercó aún mas su rostro y dejó un cálido beso en mis labios.

°

Ahora mismo tengo a Duff recostado en mi regazo, mientras juega con Duque, su favorito. Río ante las cosas que le dice al gato, como si estuviera hablando con él y le respondiera.

-Y... ¿Cuándo es el próximo show?- le pregunté mientras acariciaba su cabello.

-La semana siguiente, en Paris. Y quiero que vengas conmigo.

-Duff... recuerda que yo trabajo.

-Pero yo podría hablar con Jim y quizá no diga nada.- sonrió fijando su mirada en mi.

-No lo sé Duff, lo pensaré.- ladeé la cabeza.

-Me harías muy feliz, además, nunca visitamos París juntos. Dicen que es la ciudad del amor, ¿Qué crees tu?- alzó una ceja.

-Mmm... creo que me gustaria tener sexo en la Torre Eiffel.- bromee. Bueno en realidad no tanto.

-Tus deseos serán órdenes, pero solo si vienes conmigo.- dijo cambiando de posición poniéndose sobre mi, acercando su rostro al mio. Su aliento a menta mezclado con el olor a tabaco me tienta a querer besarlo por mil horas.

-Solo si lo cumples, entonces si iré.- pude notar una sonrisa traviesa de su parte.

-¿Trato?- extendió su mano para que yo la estreche.

-Trato, rubio bonito.- estreché mi mano con la suya y éste en un tirón de fuerza logró dejarme sobre él. Con nuestros cuerpos aún mas cerca y sus ojos color avellana clavados en los mios.

-Y así... podremos reivindicar nuestro amor, Summer.

𝑹𝒆𝒎𝒆𝒎𝒃𝒆𝒓 𝒎𝒆 | Duff McKagan [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora