Recostada en su cama, Sofía navega en el internet a través de su celular. Ya siente acalambrados los pulgares, pero necesita seguir buscando. Se ha inscrito en varios grupos de personas, y siempre pregunta lo mismo: ¿Alguien me puede informar algún suceso inusual en la cuidad? O en ciudades cercanas. En su casa, llegan suscripciones de los periódicos de la cuidad y de los de ciudades más próximas. Los revisa todos y analiza su celular. Analiza las notas del periódico.
Se ha inscrito en varios círculos de gente curiosa que se dedica a investigar como pasatiempo sucesos extraños. Encuentra comentarios de uno que le llama la atención. Han subido a la página una nota de una revista de hace dos días:
Terranova, a 15 de marzo del 2014.
LO REGALA TODO
El propietario de la más importante cadena de bicicletas “Monte Albán”, en un frenético acto de caridad, dona todas sus posesiones el pasado 13 de marzo del presente año. Entre las instituciones beneficiadas se encuentran el DIF, Fondo para Animales Abandonados (FAA), 10 escuelas de la cuidad que carecen de las condiciones adecuadas, y un servicio de Luz para la comunidad de Ojo Grande. Efrén Santillana ha realizado un enorme acto de caridad que le es muy bien recibido por toda la comunidad.
Sofía deja de leer el pequeño artículo. Toma a la muñeca y le muestra el celular. Acerca los ojos de botón para que pueda leer con detalle. También hay una fotografía en la que se muestra al empresario entregando un cheque al DIF.
El antes acaudalado señor, aparece con ropa muy sencilla y económica, y unos simples zapatos de obrero. Pero hay algo inusual en la pobreza de su apariencia: tiene en la muñeca un reloj de oro y cuarzo rosa.
-¿Ese cuarzo es tuyo, Rebia?- le pregunta Sofía a la muñeca. Nada se escucha. El juguete de trapo permanece impertérrito ante la situación. Pero la gesticulación de la cantante da a entender que ha recibido una respuesta.
-No soy rica, Rebia. No puedo ir por ahí malgastando todo porque tú lo necesites. Si quieres conseguir las piedras, tendremos que usar mis pobres medios. Tengo algo de dinero ahorrado. ¡Claro que no me alcanza para un coche! No, tampoco para una moto. No, tampoco para una bici. No puedo estar gaste y gaste en taxis. Ya no hay camiones tan noche. Además, no podemos andar por ahí en taxi o en camión a esas horas si lo que haremos no es legal… - saca sus ahorros y cuenta las monedas- me alcanza para unos patines. No hay de otra a menos que me digas donde hay yacimientos de oro, o diamantes o un tesoro.
Sofía se pone un entallado suéter negro, un pantalón ajustado negro con cadenas, se suelta el pelo y se dispone a salir. Únicamente en el escenario usaba maquillaje, ya que para ella era como una huida de sí misma. Todos sabían que era una joven hermosa y su cutis y aspecto juvenil lo demostraban. Ella no lo sabía, pero poco a poco se había convertido en el fetiche original, el objeto del deseo de muchos hombres e incluso algunas mujeres. La figura sensual y decidida que había fabricado en el escenario, a esa muñeca rota, tatuada de espinas negras, maquillada de labios carnosos y rojos que se contonea seductora. Ya muchos en la cuidad hablaban de aquella hermosa muñeca, cantante de Marionette. Y aunque en la realidad seguía siendo hermosa, su vida, su historia la alejaba mucho de ser esa persona decidida y confiada que demostraba ser. Siempre ocultando sus tatuajes espinosos de sus brazos con mangas largas para que su familia no los vea. Mirándose al espejo, ve que no es lo que es, y que sin embargo ella se siente ella solo cuando está en el escenario. Pensando en ello, sale de la casa para comprar los patines.
Ya en el centro, revisa algunas tiendas donde venden patines, encuentra unos de buena calidad que se ven resistentes. Son caros, pero le alcanza con lo que tiene.
Sale de la tienda con una bolsa en la mano. Un auto pasa frente a ella y se estaciona un poco más adelante. Cerca de una tienda de materiales para dibujo y pintura. Ella reconoce perfectamente el auto, y el corazón se le acelera. La piel se le pone pálida. Le tiemblan las piernas. La joven sonriente y rozagante se vuelve un fantasma de ella misma. Reconoce perfectamente el rostro del conductor cuando lo ve salir del auto. Hace ya más de tres años que no lo había visto, ni sabido nada de él. Se había ido de la cuidad. Y ahora estaba ahí, de nuevo.
Aquel hombre sale del coche con su desmarañada pero seductora cabellera. Su amplia espalda y su figura envuelta en ropa manchada con pintura. Es un hombre ya maduro, que pasa de los treinta o 35 años. Sofía se queda ahí, de pie un momento, mirándolo. Él se sigue de largo sin voltear ni una sola vez.
-Y ni siquiera me viste- dice ella con un débil susurro. Silenciosamente, camina hacia la parada de los camiones.

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LA RAZON DE REBIA
General FictionUna cantante de rock decide ayudar a un ser inmortal llamado Rebia a recuperar los fragmentos de sí misma. Mientras tanto la cantante inicia su avance en su carrera musical y trata de resolver una serie de dificultades que se le presentan con tres...