LA RAZON DE REBIA

CAPITULO 6

Luego de ensayar arduamente con Marionette, Sofía se dispone a dormir. Se trenza el cabello pedazo a pedazo, se cambia de ropa por un blusón  largo. Se mete a la cama con su muñeca a un lado. Está cansada, y eso le gusta, ya que no tendrá que pensar en él. Se quedará dormida rápidamente.

Al cabo de unos minutos, se queda completamente dormida. Y es cuando eso pasa, que Rebia puede entrar a su mente, a sus sueños, y hablar. Un leve humillo, casi imperceptible se desprende del interior de la oscura muñeca de trapo y entra a través de la nariz de Sofía. Ella se remueve al sentirlo, pero  no despierta.

Rebia realmente se está arriesgando haciendo esto, sobre todo después de que ella se deprimiera. Y es que cuando Sofía no está contenta, aparecen las pesadillas. La mayoría de las veces son aceptables, pero lo que no daña a Sofía en los sueños, a Rebia sí. Para Rebia, los sueños de Sofía son realidades de su subconsciente. Se está arriesgando porque sabe que Sofía no está bien hoy, y puede que sus pesadillas de hoy sean muy peligrosas. La conciencia de Sofía, cuando la nota trata de destruirla, tiene una fuerte voluntad. Cuando Rebia, intenta indagar en ella. Es muy pronto.

Rebia debe de tener mucho cuidado, no puede darse el lujo de desaparecer. Debe reunir todas las piezas de sí misma y despertar.

Una vez que entra en su sueño puede revisar el panorama. Dentro del sueño, Rebia tiene una imagen. En los pasillos de la mente, puede formarse un cuerpo etéreo, similar a su cuerpo real. Alta, delgada, de piel pálida, casi sin vida y un cabello gris plateado, lacio y largo, con los ojos igualmente plateados, enfundada en un largo y sencillo vestido gris, se incorpora dentro del sueño de Sofía. Dentro de la mente de Sofía, Rebia vive su pesadilla.

Camina por entre un camino brumoso, no se  puede ver nada a su alrededor. Todo está cubierto por bruma. Rebia se eriza, ya que entre la niebla no podrá ver los peligros que acechan. Camina un poco y alcanza a vislumbrar a dos figuras que están más adelante. Sofía es una de ellas. La otra, es la figura de un hombre de espalda ancha y ropa manchada de pintura. Su rostro no puede verse, esta borroso, la marca de un recuerdo lacerado por los años. Reconoce la sombra de cualquier manera, es la de aquel hombre que conducía el auto al salir de la tienda de los patines. La cantante le pregunta algo al hombre que Rebia no alcanza a escuchar bien. El hombre le responde:

-Así es la vida…- y la sombra se esfuma y desaparece.

Rebia, cautelosamente, toca el hombro de la joven cantante. Se fija en sus ojos, que se han vuelto negros y que dejan brotar brea hirviente que se desliza por sus mejillas y todo su cuerpo, hasta sus pies.

-¿Sofía?- dice Rebia con tacto, intentando no provocar una pesadilla ni empeorar ese sueño para su dueña.

-dime.

-Necesito usar tu cuerpo.

-¿Para buscar a Santillana?

-sí.

-Bien. Regrésame temprano. Necesito dormir bien para el concierto de mañana.

-Así lo haré.

-Otra cosa-menciona Sofía antes de que Rebia la tome- Mónica tiene un ópalo rojo que brilla como tú.

Rebia toma el rostro de la cantante entre sus manos, y lentamente acerca sus labios a los suyos- después me ocuparé de eso- con un delicado beso, toma el cuerpo de la cantante para sí. 

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