Capitulo 17: Por un error.

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Luis no puede dormir. Tiene pesadillas. Surgen en su mente imágenes que le reprochan el haber sido tan ciego, tan débil. Durante mucho tiempo ha dejado que las cosas fluyan sin que él intervenga mucho. Y ahora esa pereza había hecho de las suyas. No solo la mujer que deseaba no era lo que esperaba, sino que su mujer ideal ahora estaba con otro. Ella misma, tan tranquila y serena se le había confesado, tan solo para que él mismo se diera cuenta de su error.Ahora era demasiado tarde. Tiene sueños horribles. Una mujer es agredida, pero no puede ver su rostro. El le grita, pero nadie lo escucha, no puede  correr ni moverse. Solo puede mirar a esas sombras opacas y borrosas y escuchar sus gritos. Luego llega Ivette que lo empuja a un abismo que lo sume en la oscuridad. Cuando abre los ojos, se encuentra en el café donde bebieron té, él y Sofía, y todos los clientes son ella, acompañados de otro sujeto: Mónica.

-Yo hubiera andado contigo- le dice la mesera que tiene la cara de Sofía, y se retira como si no le hubiera dicho una palabra.

Luis despierta en la madrugada. Apenas está empezando a clarearse el cielo. Las luces de las calles siguen encendidas y el sol aún no aparece en el horizonte. Está empapado en sudor. Su respiración agitada. Decide salir a caminar para aclarar sus ideas.

...


Sofía despierta con un mareo que le impide incorporarse apropiadamente. Revisa a su alrededor desorientada. Alcanza a ver que se encuentra en una habitación cerrada, sin ventanas y bien iluminada. Se da cuenta de que uno de sus brazos está atado y que ella está en una cama. Le falta parte de su ropa, solo estando con pantaletas y brasiere. Su cabello está suelto y despeinado. De pronto repara en Mónica, que esta atado a una silla y forcejea inútilmente para zafarse. Entonces se da cuenta. Se agita su respiración, y busca la manera de soltarse de la mano que tiene atrapada con unas esposas. Intenta todas las maneras para que su mano resbale, pero nada funciona.

Mónica puede ver la desesperación de Sofía, que despertó un poco después que él. No puede soltarse y ya le duelen los hombros. No puede hacer nada. Puede ver a Sofía forcejear para quitarse la esposa de la muñeca, pero al igual que él no puede hacerlo. Siente angustia, verla ahí, semidesnuda ¿Quién lo hizo? No había nadie en la casa.

Un rechinido les indica que la puerta se abre. Ni siquiera habían cruzado una sola palabra. Están invadidos por el miedo y la angustia.

-Veo que ya despertaron- es el doctor Osvaldo, que entra tranquilamente con su bata de doctor.

Sofía se incorpora rápidamente. Se nota el temor en su cara. Al igual que en Mónica. Osvaldo se sienta en una silla, de frente a Mónica. Lo observa muy de cerca.

-¿Porqué me han estado vigilando?

-No sé de que hablas.

-¡Por favor! ¿Crees que soy tonto? Han estado vigilándome durante días. ¿Crees que no sé lo que viniste a hacer con mi sirvienta? ¿En mi propia casa? ¿O las veces que han preguntado por mi en el trabajo? ¿O la moto que ha estado en las cercanías desde hace días?

-Estas enfermo- le dice Sofía seriamente, aludiendo a la esencia, tratando de sonar calmada-, pero sabemos cómo podemos ayudarte- de pronto se pone todavía más pálida. Su ropa tenía guardada a la esencia de Rebía. Ahora está sola. Su cuerpo por entero está temblando. La Razón se ha quedado en su ropa. En este momento se encuentra sola, sin las habilidades de "ella".

-Mónica, usa a Rebia- le dice Sofía al tecladista. Totalmente atemorizada por su descubrimiento.

Sin dejar de mirar al doctor, Mónica responde apenado- No, No... puedo. No la traje conmigo.

Sofía se cubre la boca y se deja caer sobre la cama. Jamás pensó que Mónica pudera ser tan descuidado. ¿Acaso no estaba consciente de las habilidades de las gemas? Y ella, que ya no tenia la suya...

LA RAZON DE REBIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora