CAPITULO 23

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Sofía y Mónica reanudan el viaje. Todavía les falta un poco de trayecto en carretera, y se acerca el mediodía. Luego de un tiempo el tecladista da vuelta en un camino de terracería. Se adentran en una especie de arboleda semidesértica. Pronto la moto no puede avanzar, así qué continúan a pie. El calor aumenta, pero mientras avanzan, se empieza a sentir la frescura de la tierra húmeda. Hay una pequeña cueva más adelante.

-Llegamos-dice Mónica.

-¿Qué hay aquí? Parece el fin del mundo.

-Espera aquí y lo sabrás- toma una mochila y se adentra en la cueva-no me sigas hasta qué yo venga por ti.

Sofía se sienta en una rica, cansada por el viaje. Le agrada la frescura del lugar. Un espacio para olvidarse de todo y solo ser ella misma. Escucha el viento y disfruta de ese pequeño lapso de soledad.

Un momento después regresa Mónica, ya libre de su carga.

-Ahora sí, acompáñame.

-Ok, dice Sofía levantándose se su asiento.

Entran en la cueva, qué es un camino angosto y profundo en el que la visión se nubla poco después de haber entrado. La oscuridad lo domina en un trecho, pero conforme avanzan el panorama se va esclareciendo por una luz reflejada por agua. Todavía no se ve el final del camino, pero se alcanza a sentir la humedad y se escucha un brote de agua reverberando.

Poco después salen de la garganta de piedra y se ven dentro de una hermosa gruta natural, de la cual sale un ojo de agua. Cientos de formaciones de cuarzo reflejan destellos iridiscentes en todo el lugar, y una abertura en la parte superior ilumina el agua y todo el recinto. Sofía queda maravillada al ver la belleza de aquel lugar desconocido.

-¿Te gusta?- le pregunta curioso el tecladista al ver la enorme sonrisa qué se dibuja en el rostro de la cantante.

-Me encanta. ¿Cómo encontraste este lugar?

-Viví aquí durante un tiempo. Cuando tenía problemas con mi padre.

-¿En serio? No sabía.

-Fue antes de entrar al grupo. Solo unos días. Para qué no me encontrará.

Sofía quisiera saber más. Indagar en la misteriosa vida de su compañero de Marionette, pero no considera qué sean tan cercanos como para eso. Deja pasar el tema y se queda callada. Por su expresión, él tampoco parece sentirse muy cómodo con él tema.

En una esquina de la gruta, cerca del agua Verdi azul, hay una manta con comida sobre ella. Y un teclado. Él muchacho le hace una seña para qué tome asiento. Ella solo puede dignarse a obedecer, la sorpresa y él gustó no desaparecen de su rostro. En la manta había mucha de su comida favorita y con él hambre qué le provocó el viaje se sienta y devora todo lo que puede. Mónica solo la mira divertido.

-¿Por qué me trajiste aquí?- pregunta la cantante después de comer.

-Quiero qué te sientas mejor. No quiero qué...

-¿Qué?

-No es la primera vez que conozco a alguien que haya sufrido lo que tú.

Sofía no puede contestar. Pero su mirada sorprendida y ansiosa dice todo.

-Hace unos años, yo salía con la doctora con la que te lleve.

-¿Ella?

-No. Ella atendió a Iris cuando intentó suicidarse. Ahí fue donde yo la conocí a ella.

-¿Iris intento suicidarse?-no cree lo que escucha. Siendo ella con esa apariencia de Ángel. Con esa eterna sonrisa.

-Sí, un tío suyo la...

LA RAZON DE REBIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora