Capítulo XXVIII

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24 de agosto de 1924.-

No me he sentido bien estos últimos días, no sé si es mi angustia por lo que hago casi todas las noches a la Hermana Bernardette o por recordar a Emma muy sonriente junto a ese tipo, aunque creo que jamás podré superar mi amor por ella y eso me duele y me duele aún más el pensar que me estoy aprovechando de aquella pobre mujer de Dios.

Flashback:

La Hermana Bernardette entra a la habitación de Thomas con sumo cuidado, tratando de hacer el menor ruido posible lo observa tendido en la cama y tras de ella cierra la puerta con pestillo y se acerca a la cama. Thomas estaba tan profundamente dormido que no siente a la mujer sino hasta que ésta ya ha comenzado sus labores amatorias.

Thomas yacía acostado de espalda, con el torso desnudo y tapado sólo con una sábana que lo cubría desde la cintura hacia abajo, ella se sentó junto a él y suavemente llevó una de sus manos por debajo del delgado género, con ella comenzó a masajear el miembro aún dormido del hombre. Una vez que este hubo comenzado a despertar y endurecerse, sin mayor preámbulo lo llevó hacía su boca para comenzar a succionarlo y a jugar con su lengua. Aún entre sueños Thomas comienza a gemir, apenas puede abrir los ojos, pero llevas sus manos hacia la cabeza de Bernardette y empieza a ayudarla a llevar el ritmo mientras también levantaba sus caderas para lograr que ella lo llevara completo hasta su garganta. - ¡Hazlo con más fuerza... Emma! -

Bernardette levanta la cabeza soltando el miembro, pero tomándolo con su mano derecha, mientras que sigue masturbándolo responde. – ¡No soy Emma, pero te aseguro que podré hacerte olvidarla mi amor! – Thomas, apenas abriendo sus ojos, mira algo asombrado como la mujer levanta su camisón colocándose sobre él y tomando con una de sus manos aquel duro trozo de carne lo lleva dentro de su entrada y comienza a montarlo como poseída. Él continúa levantando sus caderas haciendo que la mujer tomara un trozo de genero de su camisón y lo coloca dentro de su boca.

Apenas balbucea la mujer entre gemidos. - ¡Mmmmmm, sigue así más fuerte, mételo más adentro! – Bernardette se lanza para apoyar sus manos a un costado de la cabeza de Thomas, estando ahí pasea su lengua por entre el cuello y la oreja haciendo que los quejidos suban de volumen. - ¡Cógeme como si fuera tu Emma! –

Thomas cierra los ojos y asiente con la cabeza, levanta un poco la cabeza para besarla, levantarla por completo y dejarla tendida sobre la cama. - ¡No, a Emma jamás la cogí a ella le hacía el amor! Pero a ti te cogeré como la puta en que te he convertido. - Se levanta y toma sus caderas acercándola hacia él, pone su miembro nuevamente dentro de su jugoso agujero y se recuesta sobre ella colocando sus brazos por debajo de las rodillas de Bernardette, quien al sentir la primera estocada trata de ahogar su gemido mordiendo sus labios. Ella mete sus manos por entre los rubios rizos de Thomas tratando de llevar su cabeza hacia su cuello. - ¡Sí, tómame con toda tu fuerza! –

Thomas se vuelve loco y empieza a dar golpes como loco casi sin ningún ritmo, solamente dejándose llevar por el calor del momento. - ¿Aún lo quieres más duro? –

- ¡Sí! – Apenas audible se escucha la respuesta de la mujer, que estaba a punto de ponerse a gritar, pero Thomas tapa su boca y ahoga su grito con un beso caliente en el que sus lenguas se encontraron y jugaron buscándose una dentro de la boca del otro. Sus respiraciones agitadas los dejaron delataban ya no podrían aguantar más ambos llegaron al clímax al unísono, Bernardette mordiendo la sábana y Thomas haciendo lo mismo, pero con sus labios.

Después de que la pareja hubiese acabado, se lanzaron de espaldas sobre la cama, fue ahí cuando Bernardette comenzó a hacerle cariño en el pecho, pero Thomas tomó su mano para pararla. - ¡Creo que es mejor que ya te vayas Bernardette! –

Pecado (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora