Capítulo VI

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17 de mayo, 1922

Han pasado diez días de mi último encuentro con Emma. Me ha dejado muy mal el que ahora no quiera casarse con el pobre Phillip; por otro lado, he aplazado mil y una vez mi reunión con la maestra, ese día después de que Emma me dejó y después de calmar todos mis instintos me puse a pensar en lo que me dijo Scarlett.

- ¿Hay Dios, porque me mandas estas pruebas? - Se que soy un hombre de Dios, pero también soy muy débil. Me siento en la silla tras mi escritorio tratando de pensar en que voy a hacer. Me han mandado para cuidar este rebaño, pero Emma de verdad me quita el sueño y ahora la viuda....

Trato de ponerme cómodo y se viene mi mente la maravillosa Emma paseando su lengua por toda mi hombría: - ¡Mmmm! - : desde el rabillo del ojo puedo ver la imagen de Virgen que está con sus brazos abiertos, como esperando para recogerme y abrazarme a pesar de todos los pecados que pueda haber cometido. Me giro y la observo, sí a ella a la Matter me llevo las manos a la cabeza porque me ha dado un dolor intenso en el pecho, apenas me levanto y prefiero tenderme en la cama, la chimenea está prendida por lo que apenas me tapo, cierro mis ojos y lo primero que se viene a mi mente es cuando mis padres en la pequeña casa adónde vivíamos recibieron a los misioneros jesuitas que cambiarían mi vida.

Flashback

Era uno de los días más fríos que recuerdo de 1895. La pequeña casa donde vivía en ese entonces era pequeña y muy fría, pero recuerdo que era muy feliz con mis padres y mis dos hermanas. Mi padre trabajaba en las minas de carbón y se estaba aseando porque mamá estaba sirviendo la cena, no era mucho lo que podíamos tener en la mesa, pero el cariño y amor con que mi amada madre preparaba los alimentos que hacía fueran los mejores manjares que pudiéramos degustar.

Después de la cena nuestro padre nos llamó cerca del brasero, los cinco reunidos. Sin saberlo sería nuestra última reunión como familia.

Mi padre estaba sentado en el lugar más cercano de la chimenea y sostenía entre sus piernas a la más pequeña de mis hermanas: -Mañana en la mañana vendrán unos sacerdotes...- : su voz se entrecorta pero en ese momento no entendíamos el porqué.

- ¿Que sucede querido? - mi madre toma su mano, para animarlo a hablar.

- ¡Vendrán por Thomas! - quedamos todos perplejos.

- ¿Qué? - mi madre cae al suelo de la impresión: - ¿Por qué vendrán por mi niño? - Se acerca a mí y me abraza, yo por mi parte aún no podía comprender las palabras de mi padre.

- ¡Es la única forma que uno de nosotros salga vivo de aquí Diana! - Mi padre suelta a mi hermanita, se acerca a mí y a mi madre: - Los sacerdotes lo educaran y podrá ser un hombre de bien, conocerá el mundo y todas esas cosas con las que siempre ha soñado y nosotros nunca podremos brindarle. –

Entre lágrimas me aferro a mi padre: - Papá no por favor, te prometo desde mañana ir a las minas contigo y si quieres puedo comer menos, pero no me dejes ir con esa gente ¡por favor, papá! -

- No, no me quitarás a ninguno de mis niños James... ¡a ninguno! - me quita de los brazos de mis padres mientras que mis hermanas sin saber que pasaba comenzaban a llorar.

- Piénsalo Diana, será mejor para Thomas y también...: - Rompe en llanto: - para nosotros! -

- ¿Como va a ser mejor para nosotros separarnos de nuestros hijos? Si pasamos hambre lo haremos los cinco; si tenemos sed, los cinco tendremos sed... eso fue lo que siempre prometimos y ahora se llevarán a uno de nuestros niños. NO, NO, ¡NO! -

Pecado (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora