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Pov Salvador

-¿Otra semana? Yo creía que seria una viaje rápido.

Suspire cansado y me reacomode en el asiento para explicarle una vez más a Jackson lo que estaba siendo de mi vida.

-Yo tampoco pensé que podría quedarme más días, pero las cosas estan siendo diferente a lo que yo había planeado. Genobeba y mis padres se llevan bien y mi mamá esta feliz. Asi que si me dices que si, hablare con Genobeba y nos quedaremos unos días más.

La respuesta tardo más de lo que yo había esperado y del otro lado escuche los pasos nerviosos de mi amigo que si bien lo conocía, estaba caminando de un lado a otro.

-Si no fuera porque jamás te has tomado unas vacaciones te diría que no. Un rotundo no que no tendrías como rebatir. Pero seré bueno y me hare cargo de todo unos días más. Pero no abuses Hell. Esta empresa es tuya y los clientes piden hablar las cosas contigo.

Yo sonreí animado y solté todo el aire que había estado reteniendo.

Si bien la empresa era mia, Jackson era perfectamente capaz de cuidar de ella sin mi ayuda. Asi que no me podía sentir más aliviado.

Las cosas estaban saliendo de la forma correcta.

Mi madre estaba sana, mi padre me incluía sin reparos en sus actividades y mi hermana no paraba de presumir en todas sus redes que estaba con su hermano y su cuñada paseándose en las calles de Inglaterra.

Almorcé con mis amigos y conocí después de diez años a Adam. El niño que revoluciono mi vida sin siquiera haber nacido.

Se podría decir que después de mucho tiempo, mi vida estaba volviendo a un camino que yo creía perdido.

Pero también estaba Genobeba.

Gracias a ella había descubierto que necesitaba quedarme un poco más en Londres.

¿Qué como lo descubrí?

Pues una tarde, mi madre decidió ir al cine con toda la familia, a pesar de tener un cinema en casa.

Llegamos al centro comercial y mi hermana se dirigió a la taquilla para comprar los tickets.

Mi madre (como si fuese la niña del grupo), se encamino a comprar dulces y palomitas.

Genobeba estaba emocionada y mi papá caminaba junto a mi madre orgulloso de ella.

Yo iba detrás mirando, recordando las veces que fui al cine con mis padres en mi adolescencia y sintiendome mal por todo el tiempo que llevaba sin hacer algo tan sencillo, pero al mismo tiempo tan hermoso.

Pensar en todo el daño que por años le hice a mi familia me hacia sentir un miserable. Especialmente cuando después de todo, no había valido la pena.

Me había cegado ante un dolor que creí insoportable y obligue a todos mis seres queridos a pagar las consecuencias.

Aquello me dolía.

Ver a mi madre sonreír solo por estar comprando palomitas de maíz y ver como a pesar de los años mi padre seguía consintiendo sus caprichos como si fuese una niña.

Ver a mi hermana y saber que ya es una mujer que en cualquier momento podría enamorarse.

Saber que me perdí tantos momentos que nunca volverán.

Aquello me dolía demasiado y solo en ese momento empecé a ser consciente de cuanto.

- Tienes una familia hermosa.

Dijo una voz dulce a mi lado trayéndome de vuelta a la realidad.

Yo la mire entrecerrando los ojos y sonreí de medio lado.

Heridas Del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora