9

1.2K 95 4
                                    

Pov Genobeba

-¿Qué fue todo eso?

Interrogué curiosa cuando mis tíos estuvieron lo suficientemente lejos. Salvador se encogió de hombros y se fingió desentendido.

Me volvió a colocar la mano en la cintura para conducirme por el salón y comenzó a caminar. Estaba por decirle lo mal educado que era al ni contestar cuando al fin, escuché su voz pausada y tranquila.

-Ya lo viste. Tus tíos son los padres de dos de mis mejores amigos. 

Sorprendida por su cinismo lo mire, pero el siguió mirando al frente y entonces note algo, que todos lo miraban con mucha curiosidad. Era como si estuviesen viendo a un fantasma.

-No me creas idiota. Me refiero a que mi tía estaba por decir que te alejó de tu hogar y la detuviste. ¿Por qué?

El río de medio lado, pero siguió caminando intentando fingir que no le afectaba mi pregunta. Y yo seguí fingiendo que no notaba como todos lo miraban sin ninguna pena y luego las mujeres se decían cosas bajito esperando que nadie las escuchara.

Eso me estaba causando mucha curiosidad, pero no lo podía pregunta, así que esperaba que él al menos me diera una explicación por la reacción de mis tíos.

-Yo podría preguntar lo mismo—Dijo aún más bajito y yo me pregunté a que se refería, pero el me respondió esa pregunta incluso sin hacérsela— ¿Que fue todo eso que pasó con tú papá? ¿Me lo dirás?

Yo puse los ojos en blanco y suspire resignada a que no obtendría una respuesta. Ni para la reacción de mis tíos, ni para las miradas y rumores que estaba causando su sola presencia. No obtendría respuestas o al menos no de él.

-Te repito, no me creas tan idiota. No te contaré mi vida.

Lo escuché reír de forma sutil y cuando estaba por lanzarle mi mirada más severa sentí el calor de su aliento muy cerca de mi nuca.

-Deja de decir que te veo idiota. Yo veo en ti a una mujer brillante. Es otro el que te cree idiota.

Tan rápido como llegó, se fue. Pero la sensación de sus labios tan cerca de mi piel me tenía aún estremecida. Un frío intenso me recorrió la columna vertebral y mi corazón comenzó a latir a tal velocidad que lo creí peligroso.

¿Que pasa? ¡Es sólo el idiota del café Genobeba!

Me dije a mi misma abrumada por todo lo que había sentido con una caricia tan pequeña  y sutil.

************************************

Pov Salvador

El Salón estaba lleno de personas. Las más importantes y adineradas de Londres y entre todas las caras que vi reconocí a empresarios y ejecutivos importantes que durante mis años de juventud habían hecho negocios con mi padre o mis amigos.

Reconocí a alguna que otra joven que estudio conmigo en la Universidad y lo me llamó la atención fue no encontrar de inmediato al grupo que debía ser el más grande todos.

Seguimos caminando un rato más y de repente me choque de frente con una chica joven, de ojos color avellana y mirada inocente. De inmediato solté a Genobeba y me acerque un par de pasos a la chica que me miraba con molestia y alegría, con rabia y emoción. Una mezcla de amor odio muy entretenida que sólo ella podía tener.

-Cuando escuché tu nombre entre los chismes de pasillo creí que estaba soñando. Pero no es un sueño, estas aquí.

Dijo bajito cuando estuve frente a ella.
Su voz era la de una chica que en cualquier momento se pondría a llorar.

Heridas Del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora