—Hay tres etapas en tu reintegración —dijo OʹBrien—; primero aprender,luego comprender y, por último, aceptar. Ahora tienes que entrar en la segundaetapa.
Como siempre, Winston estaba tendido de espaldas, pero ya no lo ataban tanfuerte. Aunque seguía sujeto al lecho, podía mover las rodillas un poco y volver lacabeza de uno a otro lado y levantar los antebrazos. Además, ya no le causabatanta tortura la palanca. Podía evitarse el dolor con un poco de habilidad, porqueahora sólo lo castigaba OʹBrien por faltas de inteligencia. A veces pasaba unasesión entera sin que se moviera la aguja del disco. No recordaba cuántas sesioneshabían sido. Todo el proceso se extendía por un tiempo largo, indefinido —quizásvarias semanas— y los intervalos entre las sesiones quizá fueran de varios días yotras veces sólo de una o dos horas.
—Mientras te hallas ahí tumbado —le dijo OʹBrien—, te has preguntado confrecuencia, e incluso me lo has preguntado a mí, por qué el Ministerio del Amoremplea tanto tiempo y trabajo en tu persona. Y cuando estabas en libertad tepreocupabas por lo mismo. Podías comprender el mecanismo de la sociedad enque vivías, pero no los motivos subterráneos. ¿Recuerdas haber escrito en tuDiario: «Comprendo el cómo; no comprendo el porqué»? Cuando pensabas en elporqué es cuando dudabas de tu propia cordura. Has leído el libro de Goldstein, opartes de él por lo menos. ¿Te enseñó algo que ya no supieras?
—¿Lo has leído tú? —dijo Winston.
—Lo escribí. Es decir, colaboré en su redacción. Ya sabes que ningún libro seescribe individualmente.
—¿Es cierto lo que dice?
—Como descripción, sí. Pero el programa que presenta es una tontería. Laacumulación secreta de conocimientos, la extensión paulatina de ilustración y, porúltimo, la rebelión proletaria y el aniquilamiento del Partido. Ya te figurabas queesto es lo que encontrarías en el libro. Pura tontería. Los proletarios no sesublevarán ni dentro de mil años ni de mil millones de años. No pueden. Es inútilque te explique la razón por la que no pueden rebelarse; ya la conoces. Si algunavez te has permitido soñar en violentas sublevaciones, debes renunciar a ello. El Partido no puede ser derribado por ningún procedimiento. Las normas del Partido,su dominio es para siempre. Debes partir de ese punto en todos tus pensamientos.
OʹBrien se acercó más al lecho.
—¡Para siempre! —repitió—. Y ahora volvamos a la cuestión del cómo y elporqué. Entiendes perfectamente cómo se mantiene en el poder el Partido. Ahoradime, ¿por qué nos aferrarnos al poder? ¿Cuál es nuestro motivo? ¿Por quédeseamos el poder? Habla —añadió al ver que Winston no le respondía.
Sin embargo, Winston siguió callado unos instantes. Sentíase aplanado poruna enorme sensación de cansancio. El rostro de OʹBrien había vuelto a animarsecon su fanático entusiasmo. Sabía Winston de antemano lo que iba a decirleOʹBrien: que el Partido no buscaba el poder por el poder mismo, sino sólo para elbienestar de la mayoría. Que le interesaba tener en las manos las riendas porquelos hombres de la masa eran criaturas débiles y cobardes que no podían soportar lalibertad ni encararse con la verdad y debían ser dominados y engañadossistemáticamente por otros hombres más fuertes que ellos. Que la Humanidad sólopodía escoger entre la libertad y la felicidad, y para la gran masa de la Humanidadera preferible la felicidad. Que el Partido era el eterno guardián de los débiles, unasecta dedicada a hacer el mal para lograr el bien sacrificando su propia felicidad ala de los demás. Lo terrible, pensó Winston, lo verdaderamente terrible era quecuando OʹBrien le dijera esto, se lo estaría creyendo. No había más que verle lacara. OʹBrien lo sabía todo. Sabía mil veces mejor que Winston cómo era enrealidad el mundo, en qué degradación vivía la masa humana y por medio de quémentiras y atrocidades la dominaba el Partido. Lo había entendido y pesado todoy, sin embargo, no importaba: todo lo justificaba él por los fines. ¿Qué va uno ahacer, pensó Winston, contra un loco que es más inteligente que uno, que le oye auno pacientemente y que sin embargo persiste en su locura?
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1984 -GEORGE ORWELL
Historical Fiction1984 es una novela política de ficción distópica, escrita por George Orwell entre 1947 y 1948 y publicada el 8 de junio de 1949.