CHRISTMAS LOVE*

Parto en Navidad.

Capítulo dedicado a: RossiAllan.

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Los amo.

-o-

La noche en que Arya se pone de parto el clima es frío, Bran había dicho que era como la larga noche en Game of thrones, ese programa que ellos amaban ver juntos. Sansa lo había golpeado en la cabeza por decir esa barbaridad.

Lo cierto era que había una tormenta de nieve cayendo afuera lo que había hecho imposible que llevaran a Arya al hospital en Winter town. El bebé había decidido que nacería aquí. No había más. Afuera de la mansión de Winterfell la nieve caía sin cesar. Mientras que en la calidez de las paredes una loba se retorcía del dolor.

-¡Arya!- Sansa estaba con su hermana- respira, todo va a estar bien lo prometo- Sansa le besó la frente a su hermana pequeña.

-He sido herido muchas veces, pero siete infiernos esto es imposible- ella estaba gritando- ¿Dónde demonios está Gendry?

-Aquí estoy amor, aquí estoy- un Gendry completamente empapado llegó a la habitación y le besó la frente.

Sansa sonrió al ver a su hermana y esposo. Ellos se amaban y deseaba pronto encontrar algo así. Le limpiaba el sudor con un paño de agua fría cuando su madre Catelyn entró diciendo que era el momento de pujar.

-Madre esto duele horrible- la loba había dicho- ¡No entiendo cómo pasaste seis veces por esto!

-Es un dolor necesario cariño, estarás bien, te lo juro, la recompensa es grande.

Arya estaba teniendo un momento muy difícil, nadie la había preparado para el dolor que estaba sintiendo. Ella juró que jamás volvería a dejar que el toro estúpido pusiera un bebé en ella otra vez.

-Arya -tienes que hacerlo más fuerte, estoy viendo una cabeza- Catelyn había dicho.

-No puedo, me duele.

-Si puedes Arya, eres la mujer más valiente que conozco- Sansa sostenía su mano.

-Arya, estoy aquí, amor. Estamos juntos en esto, tú puedes, te amo, te amo, te amo- Gendry le decía mientras besaba su mano.

Arya pujó pero no había sido suficiente, comenzó a salir más sangre de la que debería.

Sansa tenía los ojos abiertos con horror y Gendry no podía entender nada de lo que estaba pasando.

-Tranquila Arya, tienes que calmarte, el helicóptero estará pronto aquí y te atenderán pero necesitamos sacar al bebé primero. Hazlo hija-

Arya gritó de dolor y casi le rompió la mano a Gendry.

-Siete infiernos Arya, me dolió- Gendry le dijo.

-Claro estúpido, me alegra saber que eres el que más sufre en este momento- ella le dirigió una mirada de cállate.

Arya estaba cansada, no podía más, solo quería que todo terminara.

Pero Arya no tenía miedo, ella era la loba del norte, daría todo porque su pequeño estuviera bien así que pujó una última vez y un hermoso llanto llenó la habitación.

-¡Bien hecho Arya!- Sansa gritaba de emoción.

Sansa estaba limpiando al bebé mientras Catelyn atendía a Arya.

-Es un niño, Arya- Sansa le entregó al bebé- sano y fuerte como un lobo.

Arya estaba exhausta pero cargó a su hijo, un niño. Gendry pronto estuvo a su lado para ver con adoración al niño que habían creado juntos.

-Te amo Arya, lo amo- él besó a los dos mientras unas lágrimas se escapaban de sus ojos.

-Es hermoso- Sansa dijo.

-Él lo es- Arya estuvo de acuerdo.

-¿Cómo se va a llamar? Sansa preguntó.

-Él se llamará Eddard- Arya miró a Gendry quien solo asintió con una sonrisa.

-Eddard Baratheon- Gendry repitió.

-Nuestro regalo de Navidad- Arya dijo.

-Es perfecto, amor- Gendry había dicho.

Arya estaba encantada con su hijo, sencillamente la semilla era fuerte, tenía los ojos de su padre y su cabello negro y grueso, pero tenía la nariz de su padre y de Jon.

La familia estaba encantada por la llegada de un miembro más a la familia. Pronto trasladaron a Arya al hospital para que fuera atendida, pero salió un par de horas más tarde.

Esa fue la primera Navidad que Neddie estuvo con sus padres. Los abuelos Ned, Catelyn, Robert y Cersei estaban más que felices porque era el primer nieto que tenían.

-Te amo, Gendry.

-Te amo Arya, te amo Neddie- él dijo con una sonrisa.

-Somos un paquete.

-Un nuevo paquete-él estuvo de acuerdo.

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