Capítulo XIV: La vida cambia

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Maximiliano quedó sorprendido por la noticia de que sería padre. Estaba feliz, siempre quiso tener hijos con Lejana, no pudieron, era un tema incómodo para los dos, Lejana sabía que era ella, la que no podía tener hijos, pero él se rehusó a hacerse pruebas, estaba enfrascado en lo mismo, la relación se resintió.

Sería padre, tendría un hijo o una hija, estaba feliz, le preocupaba que la madre fuera Bianca, era una mujer muy bella pero la encontraba medio tonta e infantil, muy mimada para su gusto, era inmadura, no era la persona con la que le hubiese gustado concebir un hijo, pero ya estaba hecho.

Ella le comentó que él tendría dos opciones, apoyarla o no, pero eso era en el supuesto de que Maximiliano fuera un hombre ordinario, y no lo era, para él todo iría más allá, y Bianca no tenía idea de que tanto, Maximiliano ya estaba seguro de que decidiría con quien se casaría ella en el futuro, cuántos hijos más tendría y como haría con su carrera, Bianca pasó a ser un elemento más que él iba a controlar.

Maximiliano estaba en su oficina esperando a Thiago, tenía muchas cosas de las que ocuparse, de trabajo y personales, pero esta debía encargársela solo a Thiago.

—¡Dime! Ya conseguiste como desenamorar a las personas, ¿Conseguiste una fórmula? ¿Cómo te fue con Bruno? —le preguntó Thiago al entrar a la oficina de Maximiliano.

—¡Él me va a decir lo que yo quiera oír! Solo quiero presionar un poco, no quiero que me diga, quiero que me demuestre, el sábado me tiene que llegar a la casa con otra chica y que ella lo vea. Nunca pensé que él me saldría con esos temas de verdad, con Talía ¡Por Dios!, esa mujer es el demonio, no sé cómo no lo ve —dijo frustrado Maximiliano.

—Tienen 20 años, puras hormonas, y ella es hermosa Max, siempre cerca, juntos, la muchacha es provocadora y hermosísima, pobre de él —le respondió Thiago.

—Sabes que cuando me reuní con ella, la muy maldita dijo que iba a decir que yo había intentado propasarme con ella, que se lo iba a decir a Bruno, a su papá, a Lejana, a todos, es una psicópata —dijo Maximiliano.

—Si, es peligrosa, cuando no te tiene miedo a ti, se te plantó ¿no? —dijo Thiago.

—Si, que a ella no la iba a desaparecer, que ella iba a hacer lo que le daba la gana, ¡Dios!, si yo la hubiese criado, me habría muerto escuchándola, le tuve miedo yo a ella con las amenazas que lanzó, el daño que hace una crianza como la que tuvo, yo no fui perfecto pero no habría criado una demonio así, no la quiero cerca de Bruno. —reflexiono Maximiliano.

—No, no habrían sobrevivido, o ella o tú, pero a veces creo que no es la crianza, que la gente nace así y ya —reflexionó Thiago.

—Pero no era de eso que quería hablarte Thiago —le reveló.

—Ah no, ¿Y de qué será? ¿Lejana? —preguntó.

—Por ahora no, y ya te demostré que yo tenía razón. No, es otra cosa, otro asunto. Voy a necesitar que revisemos ya el acuerdo de divorcio con Lejana, y mandar a investigar algunas cosas —dijo Maximiliano.

—No es propio de ti Max, ordena tus ideas, no te comprendo —le dijo Thiago.

—Bianca está embarazada, de mí, no tiene ni dos meses, quiero que averigüemos todo de ella ya, dónde vive, cómo lo paga, si es propio o alquilado, a quien visita, quien la visita, su familia, quienes son, qué hacen, antecedentes médicos, financieros, policiales, todo —solicitó Maximiliano.

—¿Embarazada? —preguntó Thiago.

—Si, quiero proponerle algo, pero necesito el acuerdo de divorcio con Lejana, quiero redactar un acuerdo con ella e incluir temas financieros de una vez. —desveló Maximiliano.

—¿Dudas de que sea tuyo? —preguntó Thiago aún en shock.

—Ninguna duda —dijo Maximiliano.

—¡Felicidades entonces! Vas a ser padre —le dijo Thiago abrazándolo con orgullo, sinceramente feliz.

—¡Gracias Thiago! Pero aún es pronto, esperemos a que el embarazo avance más. — lo previno él.

—¿Van a formalizar su relación? —preguntó Thiago.

—No hay relación que formalizar, ya habíamos acordado que no teníamos nada que ver, no hay nada. Pero voy a tener un hijo con ella, no quiero que ella este por un lado y yo por el otro, va a tener que quedarse a mi lado, aunque sea un tiempo, hasta que el niño o niña nazca y un poco más, si nos tenemos que casar, pues nos casaremos —le explicó Maximiliano.

—¿Y ella está de acuerdo? —preguntó Thiago.

—Aún no le digo, por eso quiero llegar con todo mañana, mañana vendrá y lo hablaremos, quiero que estés presente, tiene que ser buena propuesta para ella. Sus padres, con lo consentida que es, apuesto que querrá que yo me presente con ellos asumiendo el embarazo, le va a convenir lo que le voy a proponer, trabajemos en eso ya —dijo Maximiliano.

—Pues será, no esperaba menos de ti, algo tan extremo y radical, no sé por qué no puedes reaccionar a las cosas como las demás personas —se quejó Thiago.

—No importa, ódiame, pero ayúdame —pidió Maximiliano.

—Bien —aceptó Thiago.

Matrimonio de apariencias amor por convivenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora