Kuroo.
— ¡Capitanes! — llamó el referí. Me acerqué a Daichi, y estrachamos manos.
— tengamos un buen partido — podías sentir electricidad saltando entre nuestras miradas desafiantes.
Hoy ganaría el mejor, y ese seriamos nosotros.
La formación de Karasuno tenía a Daichi y Tsukishima, el pelón que gritaba mucho y el chico de pecas, el As estaba a un costado y del otro lado estaba el rey.
De nuestro lado, Hinata estaba al centro de la vanguardia, enfrentando directamente al pelinegro.
El primero en sacar sería Daichi al otro lado de la red. Hizo botar un par de veces el balón y tras exhalar: golpeo el balón hacia nuestro lado.
Una recepción fue de nuestro libero, quien se esforzó por enviarla directo a Kenma en un arco fácil de manejar. El rubio de raíces negras escaneó nuestras piezas y lanzó el balón a Hinata, quien cual ave que remonta vuelo hizo un salto. Su remate cruzado golpeo el suelo justo frente al libero de Karasuno, a pocos milímetros de sus dedos. Causando un silencio que duro un par de milésimas de segundo.
— ¡Buen cruzado, Shoyo! — gritaron desde la banca.
Podría jurar que escuché al armador de Karasuno chasquear la lengua, una sonrisa de burla se escapó de mis labios, el sabor, la sensacion de meterte en las preocupaciones del enemigo al otro lado del tablero era abrumadoramente buena.
— ¿Ese pase estuvo bien? — escuché decir a Kenma mientras esperabamos que empezara el servicio.
— fue el mejor pase de mi vida — aseguró el pelirojo. No sé si lo hizo a proposito o no, pero tras esa respuesta el rostro de enojo de Kageyama incrementó.
El juego siguió su transcurso. Los jugadores de Karasuno estaban encendidos, en llamas, se podía sentir la tensión que emanaban, sus remates eran cada vez más duros, con el enojo que solo puede sentir una bandada a quien se les a arrebatado una preciada posesión. Con la determinación con la que solo puede ir alguien que quiere recuperar lo perdido.
Una lástima para ellos que llegaríamos con garras y dientes para defender lo que habíamos cultivado.
Yaku se movía agilmente tratando de recibir los saques del otro lado. Especialmente los de ese chico Yamaguchi. No había tenido oportunidad de probar sus saques hasta ese momento y no cabía duda de por qué había ocupado el lugar del pelirojo. Era delgado, alto y sus brazos tenían una fuerza que no era obvia a primera vista, sin embargo, sus saques era un verdadero dolor de cabeza.
Un saque con salto flotante. Mis manos picaron con sorpresa, solo la suerte nos salvaría. Yaku había salido antes de ese turno siendo reemplazado por Hinata. Taketora corrió con intención de salvarla pero desde incluso antes sabíamos que no lo alcanzaríamos. Sin embargo, Hinata se propulsó hacia el balón, saltó y sus manos dirigieron el balón de vuelta al aire antes de que la trayectoria se desviara y luego cayó gracialmente haciendolo lucir como un felino que acababa de cazar a su presa. Sus ojos oscuros y determinados. Fue solo un segundo, pero casi podia jurar haber visto una Quimera, con cuerpo de fiera y a las de angel, negras como una noche sin estrellas.
Hipnótico y sobrenatural.
— ¡Buena recepción!
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N E K O M A
Fanfiction- Trataré de convencer a Daichi, si logro convencer a ese cabeza dura... seguro los demás también van a... ¡o podemos hablar con Takeda-sensei! El hará entrar en razón a los... - ¡no! - negué con la cabeza - no... no quiero involucrar a más gente en...