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Hinata.

Kenma era un chico difícil de tratar. Si no le caías bien podías irte al infierno. Y si le caías bien pero insistia mucho en algo: podías irte al infierno también. A esta altura no tenía ni idea de cómo había logrado convencer a Kenma y practicar conmigo aquél remate en minus tempo.

Lo había arrastrado a las canchas públicas, lo habíamos practicado después de clases detrás de su casa y lo habíamos repetido una y otra vez despues del entrenamiento cada día.

Aún no estaba bien. Aún no era perfecto. Y el margen de error era tan grande que podía resultar contra producente a medio partido oficial. Pero debíamos intentarlo al menos una vez.

Si fallabamos: perdíamos un punto y a demás le enviariamos mensaje erróneo a Karasuno, un «no estamos preparados» que solo nos bajaría la moral y a ellos los entuciasmaría aún más.

Pero si lo hacianos bien la primera vez, agrietariamos la concentración de Karasuno y me convertiría en lo que siempre he sido: la mejor de las distracciones.

— ¡Es tuya, Kenma! — Gritó Yaku desde la retaguardia.

— ¡Kenma! — el rubio ni siquiera dirigió su atención hacia mi, pero no era necesario, sabía que ese balón vendría a mi si era necesario.

Debiamos anotar. Era nuestra unica oportunidad.

El balón fue hacia mi tal cómo esperaba. Tskushima fue el primero en llegar para bloquearme.

Saltó en el momento adecuado... si se tratase de un simple ataque rápido.

Sonreí con superioridad desde lo alto. Pudo ser mi imaginación pero juraría ver su rostro de enfado al darse cuenta de que no seria capaz de bloquearme a la vez que el pasé de Kenma se detenía en el aire en el momento perfecto para rematar.

El balón cayó contra los brazos de Daichi y se desvió fuera del área consiguiendonos un punto. La barra de Nekoma enloqueció, pude escuchar a Nagisa entre el público, gritando más que cualquier otro.

— ¡Ese pase fue monstruoso, Kenma!

El rubio se sonrojo hasta las orejas sacandome una risa y aliviando la tensión de nuestro lado de la red.

— ¡Hagámoslo de nuevo! — grité dando un salto con la energía restablecida y las manos picando por rematar una vez más.

— ¡No vayan a decepcionar a tu novia, Kozuma! — se burló Taketora con camaraderia sacandole otro sonrojo al pobre armador — ¡No te olvides que yo también quiero un pase!

— ¡Vamos!

Intentamos el paso una vez más y llevamos el marcador en 10-12 a nuestro favor. El silvato marcó un tiempo fuera de parte de Karasuno.

Nos agrupamos en junto a la banca una vez más.

— ya se dieron cuenta — comentó Kenma.

— ¿Qué quieres decir? — pregunté.

— saben que ese remate fue pura suerte...

— ¿Entonces todo mi discurso de hace un minuto fue inutil? — dijo Kuroo detrás de mi en un tono lo suficientemente bajo para que solo yo lo escuchara, mientras apoyaba sus brazos sobre mi cabeza usandome como mesa — eso es muy molesto.

N E K O M ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora