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Hinata.

¿Cómo había terminado acorralado contra los casilleros?

No lo sé.

¿Cómo había terminado con los pies en punta y aferrado a los hombros del chico frente a mi?

Tampoco lo sé.

Pero mis manos estrujaban la tela blanca de la camisa dem uniforme escolar.

— Kuroo... — susurré entre el beso, en lo que el aludido aferraba sus dientes a mi labio inferior.

Probé el sabor de la sangre mezclado con el de sus besos.

— creí que no querías más besos de mi parte, Chibi-chan.

— cállate — su respiración frotaba la piel de mi rostro y mientras su manos, de dedos largos y finos acariciaban con parcimonia mi cintura.

— cállame — susurró con una mirada retadora. Sus ojos oscuro brillaron y sus labios se entreabrieron para mi en una sonrisa gatuna y socarrona.

Sin pensarlo dos veces choqué sus labios con los míos. Busqué por todos los medios que cada espacio entre ambos desapareciera.

— Hinata...

— hmm...

— hinata tienes que... tienes qué — sus ojos ardiente y cristalizados me contemplaron.

— pídeme lo que sea...

— quiero... que despiertes.

— ¿Ah?

es que es hora de almorzar.

— ¡Hinata-kun!

— ¿Ah, ah, qué? ¿Qué ocurre? ¿Qué hora es?

— Hinata-kun, es hora del almuerzo — afirmó la voz de Nagisa. Quien aferraba una bolsa de almuerzo y señalaba al rubio de raíces oscuras quien jugaba en su consola para variar — Kenma y yo vinimos a buscarte para comer.

— o-oh... eh, si — ¿Desde cuándo estaba en la escuela?

No podía creer que acabara de tener un sueño de esa índole con Kuroo.

Tenía que ser una broma. Tenía que ser una broma. Tenía que ser un broma.

— ¿Estás bien, Hinata-kun? — preguntó nuevamente la chica.

— s-si. Los alcanzo en un momento. Tengo que acomodar mi escriotorio.

— seguro. Te esperamos en la mesa usual.

— no tardes — murmuró Kenma muy concentrado en su juego siguiendo los pasos de Nagisa.

— demonios... — Enterré el rostro en mis manos ocultando de nadie mi verguenza.

Ahora tendría ese sueño atormentandome lo que restaba de día.

Y a demás tenía un problema entre las piernas.

N E K O M ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora