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Hinata.

— ¡No puedo hacerlo! — dije dando media vuelta dispuesto a salir de la escuela

— si. Si puedes — Nagisa me dio media vuelta empujandome.

Eran pasadas las nueve de a mañana del día del sábado. Dos semanas habían transcurrido desde que Kuroo me habló sobre el partido de práctica, eso solo significaba una cosa: los de Karasuno estaban ahí, a unos metros de mi. El autobus del colegio estaba estacionado frente a la preparatoria Nekoma. Casi podía olfatear a los cuervos.

— ¿Recibiste tu uniforme? — bajé la cremallera de la chaqueta que traía puesta, con el nombre de Kuroo bordado... aun no podía creer que me la hubiera dejado, Nagisa sonrió al ver mi nuevo uniforme de Nekoma.

— número 12 — dijo Kuro, quien estaba de pie junto a la puerta del gimnasio una vez llegamos.

— ¿Los de Karasuno ya se han cambiado?

— están calentando, igual que los muchacho — Kenma se asomó por la puerta — Shoyo, deberías venir ya, casi todos estan ya.

— es cierto, Chibi-chan. Ve a calentar, empezaremos en un rato.

— s-si, capitán... — me quedé observando la puerta dudando en dar el primer paso.

— tu puedes, Chibi-kun — dijo Nagisa apoyando una mano en mi espalda.

— ¿Viniste a vernos, Nagisa-san? — pregunto Kenma.

— quería apoyar pero tengo práctica conjunta... Así que ya debo irme... solo quería... desearles suerte — las mejillas de la castaña enrojecieron y luego dio media vuelta. Por el rostro de desconcierto de los chicos asumí que no pasaba seguido — ánimos...

Con eso se fue caminando hasta el otro lado de la escuela, donde se ubicaba la piscina techada.

— bien, entren ya — ordenó Kuroo apoyando las manos en sus caderas como suele hacer, yo la llamo la postura del capitan, una maña que al parecer Kuroo tenía cuando trataba de ser firme.

Suspiré resignado y Kenma se volvió a adentrar, lo seguí de cerca. Durante un momento todo estuvo normal, pero luego el lado de la cancha donde mis ex compañeros estaban entrenando se detuvo generando un incómodo ambiente de sorpresa.

El silencio no duró mucho pues, Nishinoya salió corriendo en mi dirección y dio un salto tirandome al piso mientras gritaba: — ¡Shoyo! ¡Shoyo!

— ¡Noya-senpai! — respondí con lágrimas en los ojos.

— Suga me dijo que estabas en otra escuela y en otro equipo, creí que no te vería hasta el torneo — sus ojos brillaban de emoción y me sentí culpable por no haberme despedido y haberle hecho preocuparse todo ese tiempo — cuando te fuiste y luego no contestabas mis llamadas temí que pensaras que no te apoyaba ¡Mas te vale saber que lo hago! Eres mi kohai y mi amigo y solo quiero que seas feliz.

— ¡Noya-san! — lo estreché fuertemente — ¡Usted es el mejor! ¡Jamás me atrevería a pensar eso! ¡Por favor disculpeme por hacerlo sentir así, no fue nada de eso, solo estaba avergonzado y no queria molestar!

— ¡tu no molestas, Shoyo!

— ¡No debí irme sin despedirme de usted, merecía saberlo!

— eso ya no importa, tonto...

Cuando el abrazo se rompio todos nos estaban viendo. Los chicos de Karasuno nos observaban con algo de culpa e incomodidad, a excepción de Suga, quien parecía gratamente sorprendido y no tardó en venir a saludar. Dio una palmada en mi cabeza y sonrió con su amabilidad usual.

N E K O M ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora