#21 - What is real?

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Ben despertó a mitad de la noche, aspirando tanto aire como le fue posible, con un movimiento tan brusco que incluso la cama se movió un poco. El corazón le martillaba fuertemente, golpeteos rápidos.

Giró esperando encontrar a Alessa, él la reconfortaba, lo hacía sentir en su hogar, seguro. Ni siquiera había notado que ella ya estaba despierto a su lado.

— Tranquilo, está bien. Fue una pesadilla. —le decía la muchacha con una sonrisa dulce mientras lo veía.

— Solo una pesadilla. —aseguró más para sí mismo que para Alessa.

Se acomodaron nuevamente sobre la cama, ella frente a Ben mientras él la abrazaba. Coló su cabeza por entre el cabello de Esme, sabiendo que de hecho tenía el olor más especial y adorable del mundo. Disfrutaba esa sensación.

Las pesadillas que la atormentaban habían comenzado hace algunos meses, le era difícil saber si eran reales o no, casi siempre era exactamente la misma, pero aún sabiendo lo que pasaba no podía controlar sus sueños.

Se quedaron dormidos apenas unos minutos después.

Por la mañana, ella se despertó como era costumbre, temprano, se preparó el desayuno y también a Ben, quién siempre aparecía en la cocina apenas un rato después de que ella comenzaba a cocinar.

— ¿Cómo amaneció la prometida más hermosa e inteligente de todas? —dijo con un tono dulce y juguetón mientras la abrazaba por detrás.

— Mejor ahora que despertaste. —respondió para seguir su juego.

— ¿Ah sí? —murmuró pegando sus labios a su cuello, dejando a su aliento hacer de las suyas y erizarle la piel.

Ben besó su cuello con delicadeza mientras posaba sus manos sobre su cadera, jugando con el borde de sus shorts de pijama.

— ¿Qué haces? Hoy no podemos. —recordó cerrando los ojos un momento tratando de no dejarse llevar— El vuelo.

Les gustaba juguetear mientras cocinaban porque siempre terminaban por "hacerlo", aunque también pasaba cuando se bañaban juntos, cuando hacían la lavandería o tan solo mientras veían alguna película. A veces les sorprendía que pudieran ser capaces de parar.

— Te prometo que —dejó un nuevo beso sobre su hombro—  llegaremos a tiempo.

Adentró su mano un momento bajo su pijama, masajeando sobre la ropa interior. Ella jadeó aferrándose a las laterales de la estufa.

— No, en serio. —dijo entre respiraciones entrecortadas— Debemos llegar a casa de mis padres para la cena de ensayo.

— Por favor, solo serán unos minutos. No te arrepentirás. —suplicó moviendo un poco más su mano dentro de su pijama, masajeando su centro con el dedo medio, tentándola más.

Se giró para besarlo, y por un momento ambos se dejaron llevar.

— Bien, solo un momento. —cedió.

Él la tomó por los muslos, alzándola hasta subirla a la isleta de la cocina. Aprovechó sus manos y acarició el cuerpo de la chica sin pudor alguno, logrando que la castaña dejara salir varios gemidos.

...

— Te dije que se haría tarde. —regañó la chica del cabello rizado mientras trataba de correr hacia la puerta de embarque del avión con su bolso de mano saltando de un lado a otro.

— Oh, calla. Seguramente si te lo propongo terminaremos haciéndolo de nuevo en el baño del avión. —se burló corriendo con su maleta y la de ella en las manos.

ONE SHOTS ☁︎ Ben HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora