Capitulo 3: Incómodo.

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-Jinnie? -Pregunto la mujer, quien se encontraba con una manta en sus manos estrujándolo contra su pecho.

-Mina...

- ¡Oh dios Jinnie! - Contesto la madre, dejando caer la manta, yendo donde su hijo casi corriendo para abrazarlo. - Por fin veo a mi hijo - Murmullo con lágrimas en los ojos, abrazándolo, mas no fue correspondida - ¿Cómo estas Jin? He estado tan preocupaba por ti en estos año...

-Vine por tus padres, no malinterpretes mi llegada y si no te importa, iré a un hotel así que... duerme bien Mina.

- ¡N-no! - Agrego, agarrando su muñeca, impidiendo su salida - Por favor, solo quédate, aunque sea por hoy...

Jin sintió como la mano de su dulce madre temblaba, simplemente por la desesperación de que se quedara a su lado ¿Qué tenía que hacer? ¿Por qué ahora se ve tan débil a su lado? Mientras más pensaba, más pesada se volvía la mirada de su madre.

-Sé que no tienes un cuarto extra para mí y no quiero molestarte - Susurro, tomando la mano de su madre, apartándola de su muñeca - Vendré mañana, yo te lo prometo - Intentando nuevamente retomar su caminata, otra vez, su madre lo impidió no solo tomándolo de su mano, si no abrazándolo desde su espalda.

- P-por favor ¿A caso no me has extrañado? - Sollozo, escondiendo su rostro en la espalda del castaño.

-Si te lo digo... ¿Podrás soportar la realidad?

-Solo por hoy...

El joven castaño miro de reojo a esa mujer y lo único que encontró fue una mujer destrozada, frotando su nariz en la chaqueta de su único hijo, el único recuerdo que tenia de él.

-Y ¿Dónde se supone que dormiré? - Cuestiono inmóvil.

-Hay un cuarto, aun no lo he arreglado, pero... Puedes dormir en el mío.

- ¿Qué hay sobre tu esposo? ¿Dónde dormirá él?

-Lo llamare, no te preocupes, pero solo entra conmigo, por favor hijo. - Musito, sintió como su hijo se separaba de ella, poco a poco, despacio.

-Bien, entrare.

-Dios es gracias hij...

-Pero solo esta noche, mañana en la mañana me iré, no te molestes en presentarme a tu esposo, no me interesa.

Sin más que decir, el chico se separó de su madre, agarro su maleta y entro directamente al cuarto, cuando llego percibió un aroma delicioso, el perfume que abundaba en ese cuarto era totalmente varonil, se imaginó un hombre alto, musculoso, grueso y no solo su voz, al recordar quien intentaba imaginar se le borro la sonrisa.

Se echó en la cama familiar y pudo sentir el rose de ese suave algodón, se acurruco en las cobijas no sin antes cambiarse completamente de ropa, se había colocado una camisa sin mangas y un short que a duras penas llegaba a sus muslos, al verse al espejo no puedo evitar repetirse así mismo que era el hombre más hermoso del mundo.

Seokjin, ¿Por qué eres tan hermoso?

Cuando se encontró acostado en esa cama de tres plazas, apago la luz que estaba cerca de la cabecera y quedo profundamente dormido.

No sabe cuánto tiempo estuvo dormido, lo único que sabe es que el olor de hace unas horas se volvió hacer presente, pero ahora más fuerte, su cuerpo se tensa y siente una mano descarada pasar por su pecho y abdomen ¿Qué está sucediendo? Tal vez está teniendo un sueño húmedo.

Siente esos dedos recorrer toda su espalda y escucha su respiración muy cerca de su oído... se siente bien... El calor que emite ese cuerpo desconocido lo abraza. Esto se siente tan real... De repente unos labios gruesos se postraron en su cuello e clavícula.

Do it for me Donde viven las historias. Descúbrelo ahora