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¿A qué le temes?
¡No te confíes de la realidad!

¿Que hay después de la muerte?


DESCONOCIDO

Mi primer intento de meterme en sus cabezas ni funcionó. Él es inteligente y seguro supo manejar la situación. Asesinaron a cuatro de mis hombres, eso sin incluir a Mark y Dolph.

¿Creyeron que iba a quedarme de brazos cruzados esperando que llegaran?

Las tres chicas estaban ahí, frente a mí, cada una con una funda negra cubriendo sus cabezas.

Ninguna gritó, ninguna intentó escapar o zafarse.

¿Creen que están preparadas? No lo creo.

Sé a quienes me enfrento, conozco perfectamente el terreno que estoy pisando.

Un chico mimado con padres separados que encontró felicidad en asesinar, ¿Pero es feliz? No. ¿Quién podría ser feliz de esa forma?

Otro de padres divorciados. Que aparenta ser sano, que aparenta ser bueno, pero también está dañado, también tiene sus grietas.

Dos chicas que conozco a la perfección. No hace falta que las nombre. Una cree ser una asesina, ¿Pero realmente lo es? Eso vamos a descubrirlo.

Y por último, esta chica solitaria, que no tiene a nadie más, solo que estas personas y sin ellas, tal vez ella se hubiese asesinado ya.

Me llevo uno de mis cigarrillos a la boca y lo enciendo. Le doy una jalada y dejo que el humo invada mi boca y pulmones.

¿Vendrá? Sí. Su amada está aquí.

Es una mujer por la cual, cualquiera está dispuesto a matar.

Bingo.

-Puedes hacer lo que quieras con nosotras, pero te aseguro que vendrá y te asesinará. -Dice la rubia con su voz ronca. Es imposible no reconocerla. La misma voz con la qué gemia y gritaba de dolor.

Me acerco hacía ella y ato sus muñecas a una cadena. Paso la misma por una viga y la chica queda guindando como si fuese un animal recién matado.

Quito la funda y dejo que me detalle lentamente. El profundo verde de sus ojos no deja de observarme con asco y rabia. Lo sé.

-Vas a gritar y sufrir una vez más. -Le digo mientras le doy una calada a mi cigarrillo y rasgo su camiseta haciendo que solo se quede con la ropa interior superior.

Acerca su rostro al mío con rabia y me responde. -No lo lograrás, ni una vez más.

No respondo, pero me río en su cara y dejo salir el humo en su cara.

Voy a un cajón que se encuentra en una esquina de la habitación y lo abro. Saco un látigo.

Paseo por la habitación y voy fumando mi cigarrillo. De la nada suelto un latigazo a la altura de las costillas de Delilah. Ella aprieta sus ojos y dientes, pero no grita. Si que es valiente, pero veamos cuánto aguanta.

Todo Este Tiempo Fuiste Tú © ✔️ (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora