Todo Este Tiempo Fuiste Tú © ✔️ (#1)

09

NATALIE

El frío de la noche fue el causante de que despertara, ¿Por qué demonios hace tanto frío?

Abro mis ojos y observo que la ventana está abierta de par en par, no recuerdo haberla dejado abierta, las cortinas se veían como hacían ondas debido a la fría brisa de la noche.

Presión. Siento una presión en mis muñecas, observo y están atadas a la parte superior de mi cama, intento liberarme pero es imposible. Mi respiración comienza a acelerarse, examino la habitación pero no veo a nadie...

Un silencio invade toda la habitación que al instante fue reemplazado por un silbido.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, no estaba sola, había alguien más aquí en la habitación, pero no logro ver a nadie, absolutamente nadie.

El miedo aumentó cuándo escuché una voz. —Dulce Natalie...

Trago grueso y mi mirada viaja al sitio donde proviene la voz. —¿Que quieres de mí? —digo mientras solo quiero gritar para que alguien venga pero algo me dice que no lo haga.

—Shhh... No hables y ni siquiera intentes gritar o sufrirás consecuencias —me dice fríamente.

Su voz es profunda, me parece muy conocida, es solo que... No recuerdo.

—Solo liberame por favor —le digo en un tono suplicante.

Quiero gritar, pero él me lo advirtió, no debo intentar llamar a nadie.

—¿Que te hace creer que lo haré? —me responde mientras una llama se enciende y el prende un cigarrillo.

La llama me deja ver un poco quién es, quedo en un estado de shock, es el mismo chico con el que tropecé en la universidad.

—Solo... Solo... —mi voz se traba y mi respiración se torna aún mas pesada.

—Es divertido ver el miedo en tus ojos —me dice mientras le da una calada a su cigarrillo— ¿Acaso no puedes recordarme?

—Yo... ¿yo te conozco? —le pregunto.

El se levanta de donde está y camina hasta la ventana. —Ni siquiera tienes la menor idea —dice mientras se recuesta del marco de la ventana.

La luz de la noche colándose por el ventanal me deja verlo un poco mejor. Está vestido todo de negro, desde la cabeza hasta los pies.

—¿Que quieres exactamente de mí?

—Eso no puedo decírtelo —la frialdad en su tono de voz es reconocible.

—¿A que viniste hasta aquí entonces? —le pregunto ya frustrada.

—No te cansas de hacer preguntas, ¿Verdad? —dice mientras me ve. No puedo reconocerlo, su pasamontañas tapando todo su cabello, los lentes oscuros no me dejan ver sus ojos, e incluso tiene una especie de pañuelo que tapa desde su nariz hasta la parte de cuello.

Silencio, no le respondo nada.

Luego de unos minutos en silencio el tira su cigarrillo y saca un pañuelo blanco de sus bolsillos. —Basta de preguntas y diálogos Natalie.

Se apresura a dónde estoy y pone todo el pañuelo en mi nariz y boca, evitando que el aire entre a mis pulmones, en cuestión de segundos caí inconsciente.

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Despierto y en lo primero que pienso fue en el sujeto que estuvo anoche aquí en mi habitación, mis muñecas ya no estaban atadas pero sin embargo me dolían un poco, ¿Como hizo para entrar? Lo conozco, ¿Quién demonios es?