09. Como un criminal

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ABBY

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ABBY

—¿De qué vas, Zev? —solté con brusquedad.

Lo empujé y lo aparté mirándolo cabreada. Solo el hecho de imaginarme de nuevo sola, en mitad de la carretera, completamente empapada y tiritando de frío me sirvió para no querer volver a acercarme a él en toda mi vida.

—¿Sigues enfadada conmigo, Johnson? —preguntó con una sonrisa que lo único que hizo fue enfadarme más todavía—. Pensaba que podríamos hacer las paces.

—¿Tú estás bien de la cabeza? —dije alucinando—. ¿Te crees que soy imbécil? ¿Te crees que puedes tratarme como a un saco de basura y que luego iré corriendo de nuevo a tus brazos?

—Es lo que siempre haces, Johnson.

—Tú eres gilipollas —dije perpleja.

Hice el amago de dar media vuelta para alejarme de él cuando volvió a tirar de mí y sus brazos me agarraron por las caderas como si fueran tentáculos. Consiguió alejarme de la barra lo suficiente como para llevarme al pasillo que conectaba con los servicios.

—Zev, deja de comportarte como un puñetero crío y suéltame —lo amenacé.

Intenté evitar que siguiera andando pero era mucho más alto y fuerte que yo, por lo que la única opción que me quedaba era ponerme a chillar para dar un espectáculo. Eso tendría consecuencias para él pero, por desgracia, para mí también. Y el muy hijo de perra lo sabía de sobra, por eso estaba tan tranquilo. Era consciente de que tenía la sartén por el mango.

—Oye, Johnson, hablando de hacer las paces... He pensado que podríamos hacerlas ahora. ¿Qué te parece? —preguntó empezando a besarme el cuello.

—Me parece que estás loco si te crees que voy a volver a dejar que me toques.

Lo empujé con todas mis fuerzas y eso logró apartarlo de mí lo justo como para intentar salir corriendo del pasillo. Sin embargo, él fue más rápido, como siempre, y no tardó en rodearme con sus brazos de nuevo. Le di una patada en alguna parte de la pierna, pero no lo hice lo suficiente fuerte y lo único que conseguí fue que se riera de mí.

—Vamos, Johnson, cálmate —dijo con una tranquilidad que me heló la sangre—. Estás empezando a llamar la atención y no queremos eso... ¿Verdad? Sabes que tu viejo viene por aquí a menudo. ¿Te gustaría que se enterara de lo que hay entre nosotros?

—No hay nada entre nosotros —siseé mirándolo con odio—. Tú mismo lo dejaste claro en su momento. ¿Te acuerdas?

Zev volvió a reírse. Sus ojos brillaban con diversión. Para él yo siempre había sido un juego y, por desgracia, ahora empezaba la mejor parte. A Zev le gustaban los retos, era ambicioso y orgulloso. No había nada más interesante para él en aquel momento que volver a tenerme donde él quería.

Girls hate singers ✔️ [Singers #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora