29. Un sí constante en mi cabeza

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COLE

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COLE

Seis meses después

—¿Estás bien? ¿Seguro que no estás cansada? —le pregunté por tercera vez.

Abby me miró con molestia.

—No —contestó.

—¿Y quieres algo? ¿Agua? ¿Un chicle? ¿El móvil?

Abby me miró y soltó un suspiro cansado.

—Que te calles —dijo muy despacio—. Eso quiero. Estoy bien. Puedo caminar.

Habíamos estado viviendo en Denver durante los últimos seis meses, tiempo que Abby había necesitado para ir recuperándose poco a poco. Al despertar del coma, las cosas no resultaron nada sencillas. No sabía caminar, no se valía por sí misma, no sabía hablar... Lo único que recordaba y era capaz de decir era «sí», y lo repetía hasta la saciedad. Poco a poco, fue aprendiendo a hacerlo todo de nuevo. Fue duro, pero pudo conseguirlo.

Su carácter había cambiado, y Rick y Tyler fueron los que más lo notaron. Durante meses estuvo huraña, sensible y completamente evadida del mundo real. Fue una época dulce y amarga a partes iguales. Por una parte, Abby volvía a estar con nosotros, pero por otra no quedaba prácticamente nada de la Abby que había sido antes.

De hecho, no se me iba de la cabeza el día que descubrí que no recordaba nada de lo que habíamos vivido juntos. Absolutamente nada. Para Abby, esas dos semanas nunca habían sucedido. No sé cómo logré mantener la compostura y no acabé pegándome un puto tiro. Bueno, sí, porque aunque no recordaba nada de lo que habíamos vivido juntos, seguía sintiendo algo por mí, aunque me viera como el chico del que estuvo enamorada de adolescente y que se había convertido en un guitarrista famoso.

—¿Falta mucho para llegar? —preguntó despacio.

Aunque había recuperado el habla por completo, en ocasiones se trababa con algunas palabras o necesitaba pronunciarlas con más lentitud de la normal. Eso la ponía muy nerviosa, la estresaba. Tampoco podía cantar, de hecho ni siquiera se acordaba de cómo entonar.

—No, solo unos diez minutos —le contesté mirándola.

Llevábamos seis meses juntos, pero ni siquiera había nada entre nosotros. Bueno, por mi parte sí, yo estaba loco por ella. Pero Abby ya no era la chica que se acostó conmigo en la misma noche que nos dimos nuestro primer beso. De hecho, no quedaba mucho ya de esa chica. Ahora se la veía despreocupada y libre, sí, aunque muchas veces perdida. Se detuvo en seco y me miró con el ceño fruncido, como si se hubiera acordado de algo.

—Espera... ¿Tenías novia? —preguntó de golpe.

Me reí.

—Sí, tú —contesté tranquilo.

Ella se cruzó de brazos.

—Hablo en serio —insistió.

—Y yo. ¿Por qué siempre te tomas a broma todo lo que te digo, Abby Johnson? —le pregunté con una ceja enarcada.

Girls hate singers ✔️ [Singers #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora