27. Restos de sangre y tinta

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COLE

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COLE

Una de las canciones, al igual que la carpeta con contraseña de Abby, se llamaba «broken». Esa palabra me había calado en lo más profundo del alma, así que supongo que escuchar su canción fue el detonante que me llevó a ir a la ciudad antes de pasar por el hospital. Mi hermano Wesley estudió en la universidad con uno de los mejores tatuadores de todo Colorado, todavía eran amigos y, cuando Wes le pidió un favor, a Arthur no le importó hacerme un hueco en su agenda.

—Eres el hermano pequeño de Wes. ¡Por supuesto que tengo un hueco para ti! —había dicho por teléfono.

Entré en su local vestido con unos viejos vaqueros, una camisa a cuadros y una chaqueta de pana. Odiaba llevar gafas de sol, pero había tenido que ponérmelas para evitar que me reconocieran tan fácilmente por la calle. En cuanto estuve dentro, salió un hombre de la edad de mi hermano Wesley. Tenía los brazos llenos de tatuajes, una frondosa barba oscura y los ojos muy pequeños. A pesar de eso, su aspecto era parecido al de un oso de peluche.

—¡Hombre, el pequeño de los Miller! Soy Arthur Cox —me saludó chocándome la mano. Luego me dio un par de palmadas en la espalda—. Pasa, tío.

Agradecí enormemente que Arthur no me tratara como a Cole Miller, el tío que acababa de dejar Seven Days, sino que me tratara solo como Cole, el hermano pequeño de Wesley. Era agradable no ser nadie durante un rato.

—¿Es tu primer tatuaje, tío? —me preguntó.

Yo asentí sin decir nada más. Arthur me preguntó qué quería hacerme exactamente. Yo saqué mi teléfono para ensañarle la foto que le había hecho al diario de Abby. En una de sus páginas había dibujado en grande la palabra «broken» y la había rodeado con rosas con espinas. Era un diseño parecido a un grafiti, con las letras en minúscula y atravesadas por las espinas. Debajo de la palabra, en pequeño a la derecha, había escrito «C.M.» en mayúscula.

—Lo quiero exactamente igual, excepto por esto —dije señalando la esquina en donde estaban escritas mis iniciales—. Cámbialas por una "a" y una "jota".

—Entendido, tío. Me pongo con el boceto, a ver qué opinas. Siéntate y te voy explicando cómo voy a hacerte el tatuaje —dijo preparando todos los materiales y herramientas con los que iba a trabajar.

Yo me senté en el sillón de cuero negro que había dentro de una de las salas del estudio. Tenía las paredes llenas de fotografías de tatuajes. La mayoría me parecieron impresionantes. Yo lo único que sabía dibujar eran edificios, y tampoco es que lo hiciera precisamente bien.

Arthur se lavó las manos antes de colocarse unos guantes de látex. Mientras, me fue explicando el funcionamiento de la máquina, en qué parte de la piel se quedaba grabado el tatuaje y demás. Desinfectó la zona de mi antebrazo izquierdo donde le había pedido el diseño y no tardó mucho más en empezar a hacer el boceto sobre una hoja de papel que luego puso sobre mi piel para que se calcara.

Girls hate singers ✔️ [Singers #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora