16. Ni un minuto de tu vida

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COLE

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COLE

—Hermanita, ¿qué parte de «las llaves de mi casa son para una emergencia» no has entendido?

Le di una cerveza, porque a pesar de mi carácter era buen anfitrión, y le extendí otra a Owen, quien no me había mirado a los ojos desde que había salido de la cocina. Él la aceptó pero mi hermana negó con la cabeza con una sonrisa de disculpa. Respiré hondo y me senté en el sofá al lado de Abby. Ella me miró durante unos segundos, tenía las manos sobre su regazo y no dejaba de mover los dedos. Estaba nerviosa. Nadie tenía que enterarse de lo que había pasado entre nosotros y que Faith y Owen nos hubieran pillado montándonoslo en la mesa de mi cocina no ayudaba en absoluto. Le puse una mano sobre la pierna y empecé a acariciar su rodilla. Ella me miró con los ojos brillantes y poco a poco noté cómo se iba relajando.

—Vais en serio —afirmó mi hermana Faith sin un atisbo de duda.

—Esto no puede salir de aquí —dije tenso—. No, al menos por ahora. No es un buen momento.

Pensé en el padre de Abby y en el tiro que recibió mi pobre coche. Sin duda, enterarse de que su hija y yo estamos juntos no facilitaría mucho las cosas. Y que se enteraran mis padres ya sería la gota que colmara el vaso. Lo último que necesitaba era a nuestras familias derrochando odio y gilipolleces. Necesitaba tiempo, los dos lo necesitábamos para comprender lo que había surgido entre nosotros. Y fui consciente en ese mismo instante de que el tiempo iba ligado al espacio, espacio que en Colorado nunca tendríamos.

—No diré nada —dijo mi hermana Faith—. Puedes confiar en mí.

—¿Owen? —inquirí mirándolo.

Él alzó la cabeza y apartó la vista de su cerveza. Me di cuenta de que a Owen le sucedía algo. No tenía ni la menor idea de qué, pero algo no iba bien. Fue entonces cuando pensé en la posibilidad de que Faith sí hubiera usado las llaves por una emergencia.

—¿Qué cojones ha pasado? —pregunté siendo consciente de golpe de que aquella situación era demasiado extraña.

Owen soltó un largo suspiro y apoyó los codos sobre sus rodillas. No contestó, tampoco levantó la vista. Faith le puso una mano sobre la espalda. Ese gesto fue el que hizo que me diera cuenta de que volvían a estar juntos.

—Habéis vuelto —fue todo lo que dije.

Faith asintió.

—Podríais habérmelo dicho, nunca he sido un problema para vosotros.

—Tú no, pero para bien o para mal, no eres mi única familia —comentó Faith con una sonrisa triste—. Y creo que sabes de sobra que el resto no son tan abiertos de mente como tú, hermanito.

—¿Qué ha sucedido? ¿Por qué tengo la sensación de que me he perdido algo?

—Porque te lo has perdido —respondió Owen por mi hermana.

Girls hate singers ✔️ [Singers #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora