Girls hate singers ✔️ [Singers #2]

19. Todo planeado

COLE

—No me jodas —dije mirando a Rick atónito—. ¿Rick viene de Alaric?

Rick asintió con tranquilidad.

—Pero Alaric Johnson... tú —me corregí intentando procesarlo—. Joder. ¿Pero no era catedrático en la universidad? O eras, como sea.

—Lo fui —respondió Rick—. Hace tiempo.

—¿Hace tiempo? ¿Pero cuántos años tienes?

—Los suficientes como para darte un par de consejos —contestó.

—Joder, mierda —solté intentando procesarlo—. Eres el tío de Abby. Después de todas las gilipolleces que he soltado vas y me dices que eres su tío. Me cago en la puta. Creo que voy a vomitar.

—No has bebido tanto, chico. No puede haberte sentado mal el medio trago de whiskey que casi has escupido sobre la barra de mi bar.

—No es el alcohol el que me ha revuelto el estómago, sino las mentiras de tu sobrina —dije respirando despacio.

—Ya. Abby a eso no lo llama mentir, sino ocultar parte de la información por un bien común. Llevo años intentando que comprenda que es lo mismo, pero veo que no ha dado resultado.

Lo miré estupefacto. ¿Pero cómo cojones podía estar tan tranquilo después de todas las burradas que había dicho hacía cinco minutos? Joder, que hasta le había dicho que su sobrina follaba como los ángeles. La madre que me parió. Quise pegarme un tiro. Esto no podía estar pasándome. Tenía que ser una broma.

—Joder, Rick. No lo sabía —me disculpé sintiéndome un auténtico capullo—. Te juro que no tenía ni idea de que Abby era tu sobrina. Lo siento.

—Ya lo sé, chico. No tienes que disculparte. Y tampoco hace falta que te compliques tanto la cabeza. Las cosas son más sencillas de lo que parecen.

—Sí, porque me va a resultar muy sencillo alejarme de ella para evitar que me partas las piernas —comenté irónico—. Pero vamos, teniendo en cuenta que me lo has pedido tú, que eres un Johnson, y que el último al que cabreé le pegó un tiro a mi coche, creo que no me quedan muchas opciones.

—Escúchame, chico, nadie va a partirle las piernas a nadie —dijo Rick apoyándose contra la barra del bar y mirándome fijamente—. No me has entendido. No quiero que te alejes de mi sobrina, quiero que la saques de aquí y te la lleves lo más lejos que puedas.

—Rick, que te acabo de decir que hemos discutido. He acabado gritándole como un puto loco. Hacía años que nadie me cabreaba tanto, te aseguro que no es fácil enfadarme. La última vez que lo hice fue con Dallas y porque tiró mi guitarra favorita por la ventana. Cayó veinte pisos. No quedaron ni las cuerdas. ¿Ves por dónde voy? Tu sobrina ha sabido sacarme de quicio en cinco minutos. Cinco. Eso es un tiempo récord para mí.