COLE
Antes de poder preguntarle qué cojones le pasaba, tuvo una arcada y regresó al cubículo para echar hasta la primera papilla por el retrete. Guau. Qué imagen más agradable. Al ver que no dejaba de vomitar, cogí aire y fui hasta ella para sujetarle el pelo. Intenté no mirar y me lamenté por no haber dado media vuelta e ignorado los llantos.
Cuando por fin pudo terminar de vomitar, fue hasta el lavabo y se enjuagó la boca.
—Has bebido demasiado, ¿eh? —dije deseando que la situación terminara lo antes posible.
—No he bebido nada —contestó con mala cara.
—¿Te ha sentado algo mal?
—Que no, joder —gruñó lanzándome una mirada asesina.
—Mira, yo solo quería ayudar —dije alzando las manos y preparado para largarme de aquel servicio—. No sé qué te pasa, pero yo no tengo la culpa, así que...
—Estoy embarazada —soltó Megan a bocajarro.
La miré con cara de pasmado.
—¿Que estás qué?
—Embarazada —dijo pronunciando claramente cada una de las sílabas de la palabra.
¿Qué cojones se decía en un momento como ese? ¿Enhorabuena? Sí, se suponía que eso decías cuando la madre parecía encantada, pero esta parecía a punto de arrancarme las tripas y dárselas de comer al futuro niño.
—¿Enhorabuena?
Eso pareció enfurecerla más, porque me miró con ira antes de echarse a llorar de nuevo. La que me había caído encima... Para mi sorpresa, dejó a un lado nuestras rencillas y vino hasta mí para abrazarme. Se agarró como un koala llorón y se desahogó durante un buen rato. Yo le di un par de toquecitos en la espalda mientras respiraba hondo y me repetía a mí mismo que la próxima vez que escuchara algo raro, saliera corriendo.
—Me está consolando uno de los tíos más capullos del universo. ¿Pero qué he hecho yo para poder meter la pata tanto?
—Pues a ver, cuando un hombre y una mujer se quitan la ropa y...
—Cállate —escupió molesta.
Yo respiré hondo. Uno. Dos. Tres. Venga, Cole, ten paciencia. Pronto acabará esta tortura.
—Oye y... ¿no se te ha ocurrido decírselo a Liv? —le pregunté despacio—. Ya sabes, tu mejor amiga, la del vestido de novia. Seguro que la encuentras, no tiene pérdida.
—¡No puedo decirle algo así en el día de su boda! —exclamó como si fuera lo más obvio.
—No, por supuesto, qué cosas digo —dije sarcástico.
—No puede saberlo nadie —sentenció separándose de mí antes de pasarse el dorso de la mano por la cara para limpiarse las lágrimas.
—Vale... ¿Y qué quieres que haga yo? Porque me lo has contado por algo, ¿verdad?
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Girls hate singers ✔️ [Singers #2]
RomanceCole Miller no quiere volver a enamorarse, y menos después de llevar más de cinco años obsesionado con la novia de uno de sus mejores amigos. Abby Johnson está harta de los rumores que la acompañan allá donde vaya. Quiere huir de su propia vida, pe...