Camisón de seda.

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Decidimos salir a cenar a una pizzería que estaba cerca del hotel. El lugar era tranquilo y un poco oscuro.

Nos sentamos en una mesa para dos, una al lado de la otra. Pedimos una ensalada de entrada y una pizza para compartir.

Estuvimos hablando y riendo hasta que hubo un incómodo silencio que Alex convirtió en un momento aún mas incómodo.

Pasó su mano por debajo de la mesa hasta acariciarme el muslo. Levantó la vista y me besó. Comenzó a subir, estaba a punto de llegar a tocar mi entrepierna.

Dios, estaba tan cachonda que podría follarmela allí mismo.

Nos separamos y nos sobreltamos al ver como un plato de ensalada pasaba por encima de nuestras cabezas hasta posarse en la mesa. El camarero, que tenia pinta de pedófilo, acababa de dejar el plato sobre la mesa y sin decir palabra se había ido.

Me sonrojé al pensar lo que el chico podía pensar de nosotras. Alex, en cambio, se mostraba indiferente, como si conociese al camarero de toda la vida.

Comenzamos a comernos la ensalada y Alex soltó una risita que no venía a cuento.

-¿De qué te ríes?

-Este tomate me ha recordado la cara que has puesto cuando el camarero ha venido.

-Que graciosa...

Dije con tono sarcastico.

-No tienes de que avergonzarte.

-No me avergüenzo.

-El color rojo de tu cara dice lo contrario.

-Es que nunca había besado a una chica en público.

-Para todo hay una primera vez ¿no?

Asentí con la cabeza y empecé a comerme la ensalada.

Más tarde trajeron la pizza y al terminar pagué y nos fuimos.

En cinco minutos ya estábamos en el hotel y en dos más en la habitación de Alex.

Abrió la puerta se puso el pijama y yo esperé en la sala de estar.

-Alex! -Grité desde el sofá.

-Hmpf!

Supuse que era un qué.

-Se me ya olvidado coger ropa, ¿me dejas algo?

-Sí! Ahora te lo llevo.

Al rato apareció Alex con una prenda de ropa en el brazo.

Me lo dio y lo extendí. Era un camisón de seda lila transparente.

- No me voy a poner esto.

Alex me miraba divertida.

-Eso o en ropa interior.

-Es casi lo mismo.

-Yo de ti elegiría el camisón, porque en ropa interior te puedo violar más fácilmente.

-Me lo pongo si mañana te lo pones tú.

Asintió con la cabeza y supe que hacia aceptado mi trato.

Me metí en el baño sin rechistar y me puse el camisón y me miré en el espejo.

La verdad, no me quedaba tan mal.

Salí del baño y Alex estaba en la habitación tumbada con la espalda apoyada en la cabecera de la cama leyendo un libro, cómo no.

Me apoyé en el marco de la puerta con una pose seductora y Alex levantó la mirada. Cerró el libro y lo dejó en la mesita de noche. Me hizo una señal para que me tumbara junto a ella y lo hize.

Apoye mi cabeza en su hombro y ella pasó su brazo por encima de los míos. Puse mi mano en su estomago y me abracé a ella.

-¿Sabes? Creo que vamos un poco rápido.

-Mejor así, nos dará tiempo a hacer más cosas.

Empezó a mover su brazo de arriba a bajo y me besó en la frente.

-Ese camisón te queda de lujo.

-Gracias.

Bese su clavícula casi rozando su pecho y al rato me dormí pensando en la perfección de Alex y en la vida que iba a tener junto a ella.

Un viaje, muchos cambios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora