Una boda.

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Es la quinta vez que suena el teléfono y solo son las 11 de la mañana. No lo voy a coger y ella lo sabe, no sé por qué sigue llamando.

-Piper, deberías cogerlo, quizás si la escuchas lo entiendes todo.

Si las miradas asesinasen Polly ya estaría muerta.

-Bueno, si te pones así...

Hoy es el día de su boda y estamos preparándonos.

Al llegar al lugar donde se celebraba la ceremonia me senté esperando a que empezase.

Notó como alguien se sienta a mi lado. Giro la cabeza y veo a la persona que menos quería ver.

-¿Alex?

Ella se giro y sonrió tímidamente.

Hubiera deseado que no fuera ella.

-Hola, Pipes.

-¿Qué haces aquí?

-Cuando fuimos a cenar a casa de Polly vi las invitaciones en la mesa.

-¿Y por eso te auto invitas?

-Supongo, además, no contestas a mis llamadas ni mensajes.

-Será por algo, ¿no crees?

-Joder, Piper deberías de dejar de ser tan infantil y escucharme de una puta vez. Solo necesito que vayamos a un lugar más tranquilo.

No sabía que hacer, tenía curiosidad pero a la vez no le quería dar ese gusto.

-Esperate a que termine la boda, soy la dama de honor, por si no te habías dado cuenta.

-Me acuerdo, Pipes, yo te escucho cuando hablas.

Me miró fijamente hasta que la voz de Polly nos interrumpió.

-Pipes, necesito que vengas a colocarte en tu sitio.

Me levanté y la seguí.

-Dios, Polly gracias. Me has salvado.

-Sigo insistiendo en que deberías hablar con ella.

-Hablaré con ella después.

Me coloqué en mi sitio y hice todo lo que tenía que hacer. La boda estuvo bien, la verdad.

Salí fuera a tomar un poco el aire y Alex me siguió y cuando intenté acelerar el paso me agarró el brazo y me dio la vuelta.

-¿Qué quieres decirme, Alex?

Salté de golpe.

-A ver, antes de irme de viaje, donde te conocí, estaba saliendo con ella y se podría decir que está un poco loca. Cuando te conocí me enamoré profundamente de ti, pero me dio miedo por ti terminar mi relación con ella. Así que sigo con ella, pero te juro que lo voy a dejar con ella para centrarme totalmente en ti.

-Alex, no me sirve que lo jures.

Alex sacó su teléfono sin decir nada y lo desbloqueó. Empezó a escribir lo que parecía un mensaje y cuando terminó me lo enseñó. Era un mensaje, supongo que a la chica del pelo rosa, diciendo que lo quería dejar con ella. Alex, iba enserio.

Al momento su móvil sonó varias veces seguidas y Alex lo giró rápidamente para leerlo.

-Se ha cabreado bastante, pero vale la pena por estar contigo.

Bajé la mirada y sonreí por el cumplido.

-Entonces... ¿Ya no estás enfadada conmigo?

-No tanto como antes.

-Me conformo.

Sonrió y se acercó a mi para darme un abrazo. Yo se lo devolví. Dios, echaba de menos los abrazos de Alex.

Fuimos al banquete en su coche y había mucha gente, demasiada.

Polly nos indicó donde sentarnos y empezamos a comer. Al terminar, pusieron música de la que se suele bailar en las bodas y casi todo el mundo se levantó para bailar mientras nosotras nos burlábamos de los que bailaban.

De repente comenzó a sonar una lenta, Alex se levantó y me tendió la mano.

-¿Quieres bailar conmigo?

-No, gracias Alex, no sé bailar.

-Va, yo te enseño.

Me levanté riendo y le cogí la mano. Me dejé llevar por ella y me guió hasta la pista de baile, me cogió de la cintura y yo le puse las manos alrededor de su cuello.

-Solo tienes que dejarte llevar por el ritmo e intentar no pisarme.

Me reí ante su comentario y empecé a balancearme lentamente.

-Te quiero.

Dice Alex y mi corazón se sale de mi pecho.

-Te quiero.

Le respondo y me acerco a ella para besarla.

-¿Piper?

Me separo de ella como si la vida me fuese en ello y veo a mi madre parada ante nosotras mirándonos con los ojos como platos.

-Mami!!

Digo intentando disimular lo que acababa de pasar y voy a abrazarla. Ella me devuelve el abrazo y nos separamos.

-No sabía que venías a la boda de Polly...

Le dije pensando en la bronca que le iba a pegar a Polly por no decirme nada.

-Bueno, como sabes, yo y su madre también somos muy buenas amigas, así que... ¿Quién es esta?

Dijo señalando a Alex. Sin que yo pudiese decir nada dio un paso al frente y le tendió la mano a mi madre.

-Soy Alex, encantada.

Mi madre cogió su mano y las sacudieron levemente.

-Soy Kate, la madre de Piper, encantada. Tu eres una amiga suya, supongo.

-Bue...

-Si, exactamente!

Me apresuré a decir antes de que Alex dijese nada de nuestra relación.

-Ah, bien... Me voy que tu padre me estará esperando.

La vi desaparecer entre la multitud y me giré hacia Alex, que me miraba extrañada.

-Vamos fuera.

Dije sin que pudiese decir nada y le cogí de la mano.

Cuando llegamos fuera había un grupito de chicas fumando.

-¿Tu madre no sabe lo nuestro?

Pregunta ella iniciando la conversación.

-No.

-¿Por qué no se lo has dicho, Pipes?

-No lo sé.

Alex se queda callada. La verdad es que sí lo sé. Tengo miedo a decepcionarla, siempre a querido una vida perfecta para mi, con un marido que me cuide y una casa en el barrio pijo de la ciudad.

Se acerca a mi y me pone las manos sobre los hombros. La miro a los ojos que me miran a su vez dulcemente y le abrazo.

-Deberíamos irnos ya, Pipes.

Dice mientras se separa lentamente para plantarme un corto beso en los labios.

Yo asiento y le cojo de la mano. Entramos al restaurante para recoger nuestros bolsos. Y distingo un color llamativo entre los colores de pelo de los asistentes. El rosa. Siento que la ira recorre mi cuerpo.

Un viaje, muchos cambios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora