Capítulo 5, Ling: Yo soy el Avatar

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Abrí los ojos y frente a mí, estaba el hombre anciano que había visto en el salón de los tesoros y en el pasillo de mi habitación hacia ya bastante tiempo atrás.

Su aspecto era exactamente igual a como lo recordaba, y en ese momento empecé a comprender ciertas cosas sobre él. Su ropa era diferente a la de los monjes del templo porque él pertenecía a la nación del fuego, en mis viajes habia conocido gente de esa nación y por alguna razón su ropa se me hacía conocida sin saber el porqué; también descubrí que las veces que lo había visto antes su aspecto no era enteramente fisico, ya que sus bordes brillaban con un suave resplandor azul, pero que mi mente estaba tan ocupada en los tesoros y tan cansado en el pasillo de mi habitación, que no había reparado en ello.

Me miraba de tal manera que inspiraba paz, como si estuviese complacido por algo, me habló, y esto fué lo que me dijo:

-Joven maestro, ambos sabemos que no es la primera vez que nos vemos, anteriormente había tratado de comunicarme contigo, pero aún no estabas listo, ahora es el momento que sepas quien eres y cuál es la misión que tendrás desde hoy. Tú eres el Avatar, naciste el mismo día que yo morí, esa fué la razón por la cual te llevaron al salón lleno de tesoros años después, para poder estar seguro, y entre los demás niños y niñas, tú escogiste una moneda del reino Tierra, porque un Avatar maestro tierra fué quien diseñó el sistema monetario de esa nación; escogiste el planeador porque pertececió a un Avatar maestro aire igual que tú; escogiste el pequeño dragón de arcilla, porque el Avatar maestro fuego anterior a mi salvó a los dragones de unos cazadores y por ello los dragones lo respetaban, y por último te ofrecí el pequeño frasco de la tribu agua, porque con el agua sagrada del oasis de los espíritus que habitan el polo norte salvé a mi hijo de morir hace muchos años, como ves, escogiste cuatro objetos que pertenecieron a Avatares anteriores, así fué como los monjes tuvieron la seguridad de quien eres, pero, antes de seguir, ¿tienes alguna pregunta?

-Sí, la verdad tengo algunas preguntas, -respondí-. ¿Qué debo hacer ahora? ¿cómo aprenderé los demás elementos? ¿qué clase de responsabilidad conlleva ser el Avatar? ...

Tenía tantas preguntas, que no sabía por donde empezar, fué bastante abrumador el llegar a saber que soy el Avatar, un día atrás era solo un maestro aire, con un bisonte volador, un planeador y con muchas ganas de conocer el mundo, ahora todo eso voló ante mi.... maestro de los cuatro elementos, mi sueño hacia la iluminación, sentí que se desvanecía, tenía muchas ganas de huir, salir corriendo del santuario, tomar a Bops e irme nuevamente, pero los monjes me habían enseñado que no se puede huir del destino, que podría correr, pero no esconderme, así que guardé silencio y esperé, esperé a que mi espirítu se calmara, a que mi mente se despejara, era un maestro aire, y había aprendido a romper lazos para ser libre, ahora tenía que romper los lazos con mis deseos y seguir adelante.

Le pedí al Avatar Thao que me diera unos minutos para procesarlo, me alejé y encontrándome solo, simplemente lloré, lloré porque todo estaba a punto de cambiar, en ese momento sentí como si el viento soplara y con él se iban todos mis sueños, pero en el fondo sabía que era por un bien mayor; de acuerdo a lo que sabía ahora tenía que ir a las demás naciones, pero ya no como antes, debía ir, encontrar a un maestro y aprender a dominar los elementos.

Regresé aún con lagrimas en los ojos y me senté nuevamente frente al Avatar Thao, él me miró con cierto cariño, y siguió diciendo:

-Joven Avatar, sé que es un momento duro, lo fué para mi también, pero mi espíritu renació en ti, y no te abandonaré, yo, y todas tus vidas pasadas estaremos contigo siempre, para apoyarte, para guiarte y para darte nuestra fuerza y sabiduría, aprenderás a dominar los elementos, y serás el encargado de mantener el balance en el mundo, sé que es una gran tarea, pero te repito, no estarás solo, pero por ahora, ve, descansa, los monjes del templo ya saben que hacer y como comenzar los preparativos.

Se acercó a mi y tocó mi pecho mientras decía:

-Y si me necesitas, sabes que siempre estoy contigo, aquí...

Al tocarme en el pecho, su espíritu brilló más y se desvaneció mientras me daba una sonrisa de aprobación.

Me dispuse a salir del santuario, y para mi sorpresa, afuera de las puertas se encontraban muchos de los monjes del templo y otros maestros aires, sentados en pocisión de meditación de frente a las puertas del santuario, cuando salí, uno de los monjes del consejo del templo del Norte me habló y me dijo:

-Es un honor estar en su presencia Avatar T'se Ling, estamos para servirle.

Y al decirlo, todos se levantaron, hicieron una reverencia, bajando su cabeza e inclinando su cuerpo al mismo tiempo que hacían el saludo de maestro aire.

-Gracias, es un honor poder contar con ustedes, -respondí y continué-: -Y necesitaré de mucha ayuda para mantener el balance y el equilibrio con las naciones, me siento muy humilde y realmente no sé como hacer esta enorme tarea, pero estoy muy agradecido de tener su apoyo.

Se levantaron y salieron del pasillo del santuario dejandome solo monjes y hermanas de los consejos de los templos que habían venido para este día, ellos me dieron más instrucciones acerca de lo que ahora me esperaba, y me dijeron que a pesar que ellos supieron que soy el Avatar desde el dia en el salón de los tesoros, no podían decirme hasta que tuviera la madurez necesaria, me explicaron que había sido una decisión muy dificil el haberme dejado libre para viajar por el mundo, pero que habían designado a otros maestros aire para que me cuidasen y protegiesen, que esa era la razón por la cual yo me había encontrado a muchos maestros en mis viajes, y que de esa forma ellos sabían que yo llegaría ese día al templo.

Se me aconsejó que fuera a descansar y que por la mañana habría una reunión más formal para explicarme otras cosas; me dirigí a la habitación, entré y me senté en la cama tratando que mis ideas se ordenasen, los monjes y hermanas lo habían sabido todo este tiempo, me habían dejado viajar, pero aún así nunca estuve tan solo como yo creía, agradecía las buenas intenciones, pero aún era un poco traumante, habían sido tantas emociones para un solo día.

Con el pasar de los días los monjes me indicaron que debía viajar hacia una de las tribus Agua para empezar a controlar el agua, y que, cuando volviera dentro de tres o cuatro años ellos me enseñarían algunas técnicas avanzadas de aire control para que pudiese combinar la sabiduría del agua y del aire control, los monjes me enseñaron que no solo la combinación de los cuatro elementos dentro del Avatar lo hace poderoso, sino el poder utilizar la sabiduría de las cuatro disciplinas de control.

Dos semanas después, con muchas provisiones, ropa de cambio y con una nueva actitud de poder ayudar al mundo que me había dado un lugar para vivir, partí del templo con Bops hacía la Tribu Agua del Sur para comenzar mi entrenamiento como Avatar, sabía que en el camino encontraría muchas aventuras, y que conocería a muchas personas, y que esto solo era el principio de mi nuevo camino.

Los monjes me enseñaron que siempre ha de haber opocisión en todas las cosas, que a una fuerza positiva siempre se le opone una fuerza negativa, una semana después, después de haber pasado el templo del aire del Sur, lo que yo consideré una fuerza negativa se presentó dispuesta a truncar mi camino como Avatar.

Era temprano en la mañana, estaba meditando a la sombra de un arbol cuando escuché una voz:

-Así que este es el Avatar, maestro de los cuatro elementos, no parece más que otro simple maestro aire...

Abrí los ojos y ví ante mí a un niño más pequeño que yo, pero algo en sus ojos no parecía estar bien, parecían distantes, como perdidos, pero aún así, una especie de furia salía de ellos, de pronto me sentí rodeado de una sensación extraña, de una fuerza maligna, nuevamente el niño habló mientras caminaba y sonreía hacía mi:

-Podría acabar contigo en este momento, estás tan vulnerable, y solo dominas el aire, te dejaré ir, por esta vez, pero ya nos volveremos a ver, procura estar listo porque incluso tú servirás para mis ideas.

Al decir esto se acercó más a mi, intenté levantarme, pero no me podía mover, estaba paralizado, una sensación de sueño invadió mi cuerpo, me sentía pesado, no pude más, caí de espaldas e inconsciente.

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