Capítulo 3, Ling: Bops

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Varias semanas atrás, Asie, Yuba y Kaa, tres bisontes hembras habían dado a luz a 10 pequeños, con las hermanas habíamos aprendido muchos de estos pequeños, pero no había tenido contacto directo con ellos, pues las hermanas me enseñaron que a su edad tenían que estar con su madre y que con el tiempo un maestro aire vendría y escogería uno para ser su leal compañero, juntos deberían aprender, uno del otro a cuidarse, y a manejar y controlar el aire, y que debía de esperar a ese momento.

Cuando ya estabamos reunidos, los 8 jovenes, la hermana Chei nos explicó:

-Jovenes maestros, este es un día muy importante en su vida como nómadas aire y aprendices del noble arte del aire control, ustedes han sido seleccionados no por su edad, porque todos tienen edades diferentes, sino más bien por sus aptitudes hacia el aire control y por su nivel espíritual, el consejo de monjes los ha recomendado para que ya puedan tener su propio bisonte y que puedan viajar al templo del Norte para comenzar su entrenaminto, por eso este día elegirán a su bisonte volador, quien los acompañará toda su vida, en sus viajes, en sus entrenamientos, e incluso en su vida espíritual, así que elegid bien. El método de elección será el siguiente: Aquí tenemos una cesta llena de frutas que les encantan a los pequeños bisontes, y tenemos un pequeño recipiente, cada uno se acercará y tomará una de estas pequeñas varitas, el orden de participación será de la varita más corta a la más larga, uno a uno tomarán algo de fruta y caminarán hacia el bisonte que les guste, extenderán la mano y ofrecerán la fruta, lo más probable es que el pequeño se acerque, los olfatee y si toma la fruta entonces es porque los ha aceptado como compañeros, ahora vengan y comencemos.

Uno a uno tomamos una varita del recipiente, cuando las comparamos, me tocó el tercer lugar a escoger, Roan, del templo del Sur eligió primero, luego Yaz del templo del Oeste y entonces fué mi turno.

Tomé dos manzanas, una verde y una roja, y caminé hacia los bisontes, algunos de los cuales me miraron un tanto curiosos, me dirigí al primero que jugaba con su cola, le alargué mi mano ofreciendole las manzanas, pero solo me miró a los ojos y siguió jugando, ví a otro que estaba sentado sobre sus patas traseras y me acerqué, nuevamente ofrecí la fruta, la olfateó y se acercó más para olfatearme a mi, fué un poco extraño sentir el aliento de un bisonte pequeño, hasta ese dia solo había jugado con los lémures y con pequeños conejos-ardillas, cuando me hubo olfateado tomó las manzanas, las comió y hasta eructó, me tiró al piso para lamerme la cara, mientras tanto el siguiente empezó su elección, en tanto los demás seguían buscando su bisonte, yo jugaba con el mio, a quien, por cierto llamé Bops, porque despúes de comer las manzanas y eructó, su eructo sonó como un gran Boops, así que me gustó ese nombre para él, porque fué su primer sonido, como a manera de presentación, a mi edad eso fué algo muy genial.

Cuando todos hubieron escogido su bisonte la hermana Chei nos dijo que en dos semanas los bisontes estarían listos para volar distancias largas y, que, esperaríamos esa fecha para volar hacia el templo del Norte y así iniciar nuestro entrenamiento en Aire control, me emocionó mucho que podria empezar a viajar y conocer el mundo.

Las dos semanas pasaron volando, como hojas que lleva el viento... un dia antes de partir vinieron dos bisontes para llevarnos, pues aunque nuestros pequeños ya podían volar y recorrer largas distancias, aún no eran tan fuertes como para cargarnos a cada uno.

Con lágrimas en los ojos me despedí de las hermanas, la tristeza y la alegría se mezcalaban en mi ser, pues ya estaba acostumbrado al templo y su forma de vida, pero las hermanas me dijeron que somos nómadas, no debemos aferrarnos tanto a las cosas y que debía ser como el viento, libre, que ahora el viento soplaba y era hora de emprender el vuelo, pero que aún así en el templo siempre encontraría un lugar para descanzar y para meditar de mis viajes.

Volando en los bisontes adultos y con los pequeños siguiendonos, emprendimos el vuelo hacia el Templo del Norte, donde mi entrenamiento sólo estaba a punto de empezar.

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