"Ya llegamos." - dijo Flavio mientras aparcaba el coche de alquiler en su destino final.
Luego de haber ideado "El Plan", Samantha y Flavio habían llegado juntos a la conclusión de que lo mejor era que salieran de la ciudad durante el fin de semana. Así evitaban tener que dar declaraciones durante unos días y les daba un poco de tiempo a solas para adaptarse al nuevo comportamiento que debían seguir para aparentar frente a todos sus conocidos, y el público en general, que estaban saliendo.
El chico había ofrecido su casa en la playa, ya que era un lugar privado y que la prensa no conocía. Al fallecer, el abuelo de Flavio le había heredado su casa de retiro en la costa de Murcia. No era nada lujosa, ni lo que se espera de una estrella del pop, pero era su lugar favorito en todo el mundo. No solo por el valor sentimental que por supuesto tenía, sino también porque en los dos años que había sido suya, se había convertido en su refugio. Era el lugar al que siempre iba cuando necesitaba estar solo y pensar, o simplemente respirar. Nunca había invitado a nadie y solo su familia conocía la existencia del lugar, así que estaba un poco nervioso.
Samantha, que había aprovechado el camino del aeropuerto a la casa para tratar de dormir un poco, abrió los ojos y por unos segundos, se quedó contemplando el lugar. Si bien no era nada ostentoso, se notaba el amor con el que había sido conservada y cuidada. También podía ver a simple vista la mano del murciano en los detalles de la casa.
"Es preciosa, Fla." - le dijo con una sonrisa mientras desabrochaba el cinturón de seguridad.
"Venga, vamos dentro." - le respondió sonrojándose. Al salir del coche, tomó su bulto y el de Samantha, y la guió hasta la puerta. Al llegar, buscó en su bolsillo las llaves y justo cuando iba a abrir la puerta, se da vuelta y vuelve a mirar a la rubia. En ese momento, Samantha se dio cuenta de lo nervioso que se encontraba el chico. No entendía todavía el motivo de la emoción de su amigo, pero verlo así la llenaba de ternura y curiosidad. No le dijo nada, solo le sonrió y colocó su mano en su hombro en señal de apoyo.
Entraron juntos a la casa, y en lo que Flavio encendía las luces, Samantha observaba sorprendida lo que ahora comprendía era el refugio del murciano. La casa no era muy grande, pero contaba con dos pisos. En el primero, se encontraba el salón, el comedor y la cocina. Arriba habían dos habitaciones y un baño. Todo estaba muy limpio y ordenado, como ya sabía que le gustaba al moreno, y algo que le seguía sorprendiendo a la rubia porque no era típico en chicos de su edad.
"¿Tienes hambre? No has comido nada desde la mañana. - preguntó Flavio cuando bajaban al salón luego de haber dejado sus bultos en las habitaciones.
"Pues la verdad es que sí." - le respondió la rubia con la cara de vergüenza que le hacía tanta gracia al chico.
"Vale, salgo un momento al mercado aquí cerca y compro algunas cosas para estos días. Puedes quedarte y descansar si quieres, será rápido." - le dice colocándose nuevamente su abrigo.
"¿De verdad no quieres que te acompañe? - le preguntó Samantha mientras lo acampañaba a la puerta.
"No es necesario." - le dijo besando rápidamente su frente - "Vuelvo en seguida. Estás en tu casa."
Al quedarse sola, la rubia volvió al salón y se sentó en la banqueta del piano que ocupaba el lugar de honor de toda la casa, y observó el lugar con detenimiento. Era todo bastante acogedor, y si lo pensaba, era exactamente como se imaginaba un espacio que describiera a Flavio. Toda la pared del fondo, se encontraba ocupada por un gran librero repleto de libros. Tenía una gran colección de libros de historia, arte, música y poesía. Hizo una nota mental de pedirle prestados algunos que no había leído y que le llamaban la atención.
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El Plan Perfecto | Flamantha
Science FictionSamantha es la reina del pop español. Flavio es la estrella incipiente con mayor proyección del panorama musical. El mundo del entretenimiento se encuentra fascinado con la pareja, que en principio, no puede ser más dispareja...lo que nadie sabe, es...