Capítulo 16. En ningún otro lugar

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"Lo siento" - le dijo el chico con una mirada más que triste.

Samantha se acercó a él todo lo que le dejó la palanca de cambios del coche que conducía. Se acababa de aparcar en el hospital en donde tenían ingresado al padre de Flavio. Odiaba ver a su chico así. Flavio era un tío lleno de vida, que aunque calmado y callado la mayor parte del tiempo, siempre desprendía una energía alegre y te transmitía una buena vibra increíble. Desde que había hablado con su hermana, hacía sólo unas horas, todo el mundo del murciano se había puesto patas para arriba.

Su padre había tenido un accidente de tránsito. La mayor parte del impacto la había sufrido en el área abdominal. El golpe le había causado la ruptura de varias costillas de lado izquierdo, así como una gran hemorragia en el bazo y el estómago. Había sido sometido a una cirugía de emergencia para tratar de reparar lo más rápido posible las laceraciones estomacales, pero debido al daño causado al bazo, decidieron extirparlo en su totalidad. Fue una cirugía de mucho cuidado, debido a la gran cantidad de sangre que había perdido y lo comprometidos que estaban los órganos. Los doctores esperaban ver cómo evolucionaba en las próximas horas, su pronóstico era reservado.

"¿Por qué te disculpas?" - preguntó la chica.

"Sé que odias los hospitales." - le respondió en una voz tan baja que más bien parecía un susurro.

Samantha tomó la cara del moreno en sus manos y la alzó para que dirigiera su mirada a ella.

"No quisiera estar en ningún otro lugar que aquí, contigo." - le dijo segura.

Flavio tomó una de las manos de la rubia en la suya y la beso.

"No quería que tu primera vez en Murcia fuera así." - dijo Flavio luego de unos segundos de silencio - "¡Joder, Samantha! ¿Sabes las veces que me imaginé cómo sería cuando conocieras a mi familia? Esto está todo mal."

Samantha no pudo evitar sonreír un poco al escucharle. Aún en su momento de tristeza y de no saber qué iba a pasar, el chico se preocupaba por ella.

"Bebé, ya tendremos tiempo de conocernos en mejores circunstancias. Ahora lo importante es que tu papá se recupere y salga pronto de aquí." - le dijo convencida la rubia. Ese 'ya tendremos tiempo' era una expresión que Samantha nunca se había planteado a sí misma. Nunca había apostado con tanta firmeza en un futuro compartido. Ni si quiera con Victor, con quien había aceptado casarse. La verdad era que a todas sus relaciones anteriores, siempre las había visto con una fecha de caducidad. - "Ahora vamos, que te están esperando."

Se desmontaron del vehículo y caminaron de la mano hacia la puerta principal del hospital. Justo antes de cruzarla, Samantha sintió como el chico se detenía y le tiraba de la mano que sostenía. Ella volteó para mirarle y cuando vio sus ojos llenos de incertidumbre y miedo, se acercó a él. Dejó un beso suave en sus labios, nada pasional, sino más bien como un gesto de unión, de que estaban juntos, de que enfrentarían lo que sea que les esperara detrás de esas puertas, de la mano.

Luego de unos segundos, Flavio asintió y continuó su camino. Confirmaron el número de habitación en el que se encontraba su padre y subieron por el ascensor, en donde Samantha masajeaba el brazo del moreno con la mano que tenía libre de su agarre. Al llegar al piso 4, se dirigieron al pasillo que indicaba les llevaría a la habitación 413.

Era el piso de cuidados intensivos, así que antes de entrar al pasillo en donde se encontraban las habitaciones, había una espaciosa sala de espera para los familiares. Allí vieron de inmediato a Beatriz, la hermana mayor de Flavio, sentada junto a su madre. Al verle, su hermana salió corriendo hacia él, envolviéndolo en un abrazo en donde ambos terminaron llorando como niños.

El Plan Perfecto | FlamanthaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora