El Plan Perfecto | Flamantha

Capítulo 22. Un Sol y una Luna

Al final, no les dio tiempo de llegar a la habitación de la chica. Las ansias por tenerse de nuevo eran tantas, que a penas se cerró la puerta, sus bocas se buscaron con una necesidad tan vital, que casi hacía daño. Ambos habían imaginado y deseado ese momento desde la última vez que estuvieron juntos y, que por fin estuviese pasando, les parecía hasta irreal.

Sus ropas fueron cayendo de cualquier forma en el corto recorrido entre la entrada y el salón de la chica. Al llegar al borde del sofá, Samantha empujó al chico para que cayera sentado en el. Ambos sonrieron de manera complice al recordar todas las veces que habían vivido esa misma escena.

Flavio tomó por la cintura a una Samantha que permanecía de pie y casi desnuda ante él, acercándola hasta tenerla justo delante. Para él, era la mujer más hermosa de todo el universo. Amaba todo de ella, hasta lo que la chica consideraba imperfecciones y quería hacérselo entender con cada aliento hasta el final de sus días.

Besó su abdomen, ahora más marcado de lo que recordaba, y sintió como la chica exhalaba. Besó y acarició cada superficie a su alcance, queriendo adorarla, sin importar si profanaba a un Dios en el que no estaba seguro si creía. Luego, eliminó la única prenda que seguía impidiendo que la chica estuviera totalmente expuesta ante él.

Samantha llevó sus manos a los hombros de moreno, buscando algo de equilibrio y estabilidad mientras se dejaba caer a horcadas sobre él. Era increíble cómo solo sentir sus labios en su piel era más placentero e íntimo que cualquier otro acto con alguien más. Era ese pico de confianza, esa conexión mental. Sabía perfectamente que podía dejarse llevar con él, sin imponer ningún límite, sin ninguna preocupación.

El momento en que sus cuerpos se fundieron en uno, ninguno de los dos tuvo prisa en moverse. Por unos minutos, solo se miraban a los ojos. Unos ojos que gritaban lo que vocalmente no tenían palabras para expresar. Fue la rubia la que llevó sus manos al pelo largo del chico, enredándolas en él, mientras se acercaba para unir sus labios e iniciar un baile que duró todo lo que quedaba de la mañana y gran parte de la tarde.

Seguían acostados en ese sofá, desnudos y enredados el uno en el otro, cuando la rubia recordó que tenía algo importante que preguntarle. Levantó la cabeza del pecho del chico y tomó su mano, esa cuya muñeca ahora estaba adornada por un sol negro.

"¿Cuándo te hiciste esto?" - le preguntó curiosa, bajo la atenta mirada del chico.

"Un par de semanas luego de que te marcharas." - le respondió con la tranquilidad que le caracterizaba.

"¿Me explicas qué significa?" - insistió la rubia, mientras trazaba con su dedo la forma del tatuaje.

Él la miraba y le sonreía y se tomó un par de segundos en pensar cómo explicarle todo. Se incorporó para quedar sentado, llevando con él a una Samantha que lo seguía mirando con ojos curiosos, pero que había aprendido a darle sus tiempos. Quedaron frente a frente, con la rubia sentada a horcadas, de nuevo, sobre él. Con su mano izquierda, la del tatuaje, acarició el muslo derecho de la chica, concentrándose en las lunas que tenía dibujadas en toda la parte superior. Ella lo miraba, todavía sin entender nada.

"Yo soy como la luna." - inició el chico. - "De los dos, soy el más pasivo, el misterioso, el que nunca muestra todo de si...el que controla el ímpetu del mar. Algunos la relacionan con la naturaleza emocional de cada individuo, la que caracteriza al niño interior que todos llevamos dentro...e incluso con el pasado." - dijo con calma, mientras levantaba la mirada para verle a los ojos.

En ese momento, Samantha sentía que el corazón le iba a mil por hora, porque ya sabía lo que le diría.

"Tú, cariño, eres como el Sol." - dijo, mientras se acercaba para dejar un beso corto en sus labios. - "Tú brillas, lo iluminas todo, haces que todos graviten al rededor de ti de una manera inconsciente y hasta inevitable. Tú eres alegría, eres la activa, energía pura. Somos polos opuestos, los dos extremos de la naturaleza humana...ambos, igual de necesarios para lograr el equilibrio y la estabilidad."