El Plan Perfecto | Flamantha

Capítulo 17. La intensidad necesaria

"Hola Flavio."

Samantha volteó la cara para ver quién se acercaba a ellos. A pesar de que la zona del bar en donde se encontraba su mesa era bastante oscura, pudo percatarse de que era una chica que le resultaba familiar, pero a la que no podía ponerle nombre. Flavio, por su parte, conocía perfectamente esa voz. Sabía que estando en la misma ciudad, corría con la posibilidad de encontrársela de nuevo. Con lo que no contaba, era que fuera a pasar el primer día que salía a otro lugar que no fuese su casa o el hospital.

"Laura" - fue lo único que dijo. Pudo sentir el cuerpo de Samantha tensarse al oír de quién se trataba, así que la miró con la esperanza de que pudiera ver en sus ojos que no tenía razón por la cual preocuparse.

Durante los primeros meses luego de su ruptura, encontrársela así hubiera causado que su noche se arruinara. Hubiera entrado en un estado bastante negativo, pero ese ya no era el caso. Desde la conversación que había tenido con Samantha durante su escapada a Murcia, al principio de todo su plan, se había dado cuenta de que en realidad ya había perdonado a Laura y era a él mismo al que debía perdonarse. Durante mucho tiempo había proyectado sus miedos e inseguridades en la chica, y ni ella ni él lo merecían. Sí, le había dolido mucho la forma en la que había pasado todo, pero ahora miraba hacia atrás y podía ver con mejor claridad que ellos no eran el uno para el otro. Por años, su relación fue solo rutina y miedo al cambio.

No podía negarse a sí mismo que verla no le era indiferente. Laura fue alguien muy importante en su vida; su primer amor, sus primeras experiencias...pero por primera vez en mucho tiempo, esos recuerdos no le hacían daño. Al contrario, tenía muchas cosas que agradecerle y, aunque no esperaba que volvieran a ser los mejores amigos, sí quería que se llevaran bien. Al final, compartían el mismo grupo de amistades, era inevitable que se volvieran a ver en el futuro y no quería situaciones incomodas. Ni para ella, ni para él.

Luego de unos cuantos segundos en el que el silencio se tornó algo incómodo, Flavio sintió como Samantha, que todavía estaba sentada en sus piernas, intentaba mover.

"¿A dónde vas?" - le preguntó sosteniendo su mano cuando la chica se puso de pie.

"A la barra, ya se nos acabaron las bebidas." - le respondió la rubia sonriéndole mientras señalaba los vasos vacíos en la mesa. Samantha no tenía ni un pelo de tonta. Sabía que ellos necesitaban hablar y no quería que su presencia hiciera que las cosas fueran más incomodas. - "¿Te traigo lo mismo?"

"Sí, por favor, pero que le pongan más ginebra, que el otro estaba un poco soso." - le respondió el chico y no fue consciente ni del tono, ni de la carita con que le había contestado, pero Samantha al verle murió un poco de ternura. Se acercó de nuevo a él y le dejó un beso en la mejilla.

"Es que eres un bebé...ya vuelvo" - le dijo dando la vuelta y dirigiéndose a la otra esquina del bar en donde se encontraba la barra. Al pasar, sólo se limitó a regalarle una sonrisa a la chica que seguía parada en frente de su mesa.

Flavio vio cómo Samantha se alejaba y volvió su atención a Laura. Por un segundo, no pudo evitar pensar en lo diferentes que eran las dos chicas.

"¿Cómo estás? Tenía mucho tiempo sin saber de ti." - inició el moreno - "Pero, siéntate, por favor." - le dijo indicando uno de los asientos de su mesa.

"Gracias." - le respondió la chica sentándose en la silla justo al frente de él. - "¿Ahora tomas ginebra? Si tú sólo tomabas cerveza" - le dijo en un tono de broma, a lo que Flavio rio.

"Pues, sí...en un año han cambiado muchas cosas." - le respondió, y pudo notar algo de ¿dolor? En la cara de la morena. No lo había dicho con mala intensión, simplemente era la verdad. Si miraba un año atrás, todo en su vida era diferente. El lugar al que llamaba casa, la mayor parte de su equipo de trabajo, la chica que ocupaba todos sus pensamientos...todo él era diferente.