Capítulo 7. La Primera Cita

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Al principio, fue un beso sencillo, más bien un roce de labios, hasta que Samantha sintió como Flavio exhaló profundamente y una de sus manos bajó de su mejilla a su cuello. Ahí la valenciana decidió que si lo hacían, lo harían bien...y profundizó el beso. Ninguno de los dos esperaba sentir una especie de electricidad recorrer sus cuerpos, ni disfrutar tanto de cómo el ritmo acelerado e intenso de la rubia se acoplaba al estilo calmado y explorador del moreno y viceversa. Las manos de Flavio hicieron un recorrido hasta la cintura de Samantha, mientras que las de ella se enredaban en el pelo del moreno. Ambos trataban de acercar lo más posible al otro, porque eso necesitaban...más. Solo pararon cuando necesitaron respirar.

"Vaya." - fue lo único que puedo articular Samantha luego del beso.

"Joder, Samantha." - le respondió Flavio con una sonrisa tímida, mientras se ajustaba las gafas.

"No tienes cara de besar así." - le dijo la chica mientras sonreía pícaramente y trataba de controlar su respiración.

"¿De besar cómo?" - dijo el chico con una sonrisa de autosuficiencia.

"Pues así, Flavio...ya veo que por lo menos nos vamos a divertir con esto." - le respondió mientras reía, haciendo que su risa se contagiara al murciano.

"Venga, vamos que ya se hace tarde." - le dijo levantándose del asiento que compartían mientras le ofrecía su mano. Samantha la observó por unos segundos, y luego la tomó. Iba a tener que acostumbrarse a actuar como una pareja cuando estaban en público. Al fin y al cabo, ese era el punto de todo el plan.

Caminaron de la mano de vuelta a la casa de Flavio. Ambos mantuvieron el silencio, aunque sorprendentemente, no era incómodo. Samantha no dejaba de pensar en que quizás había disfrutado un poco más de lo que esperaba el beso, y Flavio en lo bien que encajaban sus manos juntas.

En el camino, algunos fans los detuvieron para hacerse fotos, a las que ambos aceptaron. Cuando llegaron a la casa, mientras se quitaban los abrigos, Flavio interrumpió el silencio.

"Oye, ¿no deberíamos de hablar de lo que acaba de pasar?" - le preguntó.

"Venga, Flavio, no hay nada de qué hablar." - le respondió Samantha tratando de quitarle hierro a la situación, pero en el fondo sabía perfectamente que acababan de iniciar un juego en el que si no llevaban cuidado, ambos saldrían quemados...y conociéndose, ella la que más. Todo el camino de vuelta a casa se había tratado de autoconvencer de que era natural que su cuerpo reaccionara de la forma que lo hizo, ya que no había tenido contacto con un chico desde hacía ya mas de cuatro meses. Si lo pensaba, era el tiempo más largo que había durado sola desde que tenía 19 años. - "En público debemos comportarnos como una pareja normal lo haría. No sé tú, pero yo soy bastante empalagosa con mis parejas...¿a ti te molesta?"

"No...solo quería saber si estábamos en la misma sintonía." - Contestó Flavio, aunque si antes pensaba que sería fácil enamorarse de ella, ahora tenía claro que si quería evitarlo, lo iba a tener bastante jodido. Ambos necesitaban un poco de claridad y espacio el uno del otro, así que decidieron irse a dormir temprano esa noche.

Al día siguiente, trataron de actuar lo más normal posible. Los dos notaban que algo estaba diferente en ellos, pero decidieron no prestarle mucha atención para no poner al otro en una posición incomoda. Llegaron al acuerdo de que no revisarían sus redes sociales hasta el día siguiente, cuando volvieran a Madrid, para no agobiarse mucho.

Pasaron toda la mañana avanzando algunas de las composiciones que habían iniciado de manera remota. Era increíble cómo, sin importar lo que estuviera rondando sus cabezas en ese momento, la música era ese puente que siempre los llevaba a un punto común. Creaban con la naturalidad y fluidez de dos personas que han trabajado juntos toda una vida. Aunque hasta en la forma en la que componían eran polos opuestos.

El Plan Perfecto | FlamanthaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora