1- siempre bajo sospecha

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Comenzare este relato diciendo que mi nombre es Florencia, pero prefiero que me conozcan solo como Flo. Tengo 30 años y vivo en Santiago de chile en un bello departamento en el piso 21, y al igual que una princesa, el mundo se desenvuelve con total normalidad bajo mis pies a las afuera de mi torre de cristal, él libre de mí, y yo libre de él. La vida y las circunstancias me hicieron muy solitaria. Pero no crean que soy una ermitaña o algo así, Soy diseñadora de interiores y mueblería, titulada de la universidad de chile.

Pero solo eso diré de mi verdadera identidad, Ya que no quiero ser ubicada ni reconocida.


Escribo esto bajo una leve capa de misterio solo para desahogar mi corazón de muchas cosas. Hacer esto es realmente un gran paso. Durante mi vida ocurrieron muchas cosas, buenas, malas, de amor y desamor, también odio y encanto, felicidad y desdicha. Y hoy lo quiero contar y hacer público. A ver si así pudo ayudar a alguien a no cometer mis errores.

Si llegaras a verme por la calle de seguro voltearías a mirar nuevamente, nunca he pasado desapercibida frente a un hombre, y es por eso que considero a mi cuerpo mi peor enemigo y luego entenderán el por qué.


Antes te daré una pequeña descripción de mí, para que puedas imaginarme de algún modo y sepas de qué hablo al decir que mi cuerpo es mi enemigo.

Tengo un cabello muy largo, hasta las caderas, muy liso y oscuro porque lo pinto de negro, mis ojos son de color café claro con largas y oscuras pestañas, una bella nariz y delicado mentón, tengo labios color rosa natural, con un marcado borde en forma de corazón, mis pechos siempre fueron grandes y mi pequeña cintura los hacer resaltar aún más, piernas largas y un trasero que ya cualquiera quisiera tocar.

Muchos diría que soy la mujer perfecta y que eso no es un problema. Pero cuando tienes mi enfermedad, este cuerpo perfecto se vuelve una maldición.

Hace años, casi en mi infancia, descubrí que soy ninfómana, una chica adicta al sexo. Pero no al sexo común y silvestre, no al sexo que todo el mundo practica y disfruta.

Mi deseo va más allá de lo carnal y se vuelve inmoral, mi deseo es insaciable al extremo de tornarse autodestructivo y dañino para quienes me aman de verdad. Es por eso que digo que mi cuerpo es mi pero enemigo.








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Siempre bajo sospecha




Como toda enfermedad, Esta marco mi vida desde muy pequeña, son recuerdos borrosos de hechos oscuros. Mi vida ha sido una seguidilla de sucesos trágicos. Pero me niego a pensar que la historia ya está trazada y que no seamos capaces de cambiarla, me cierro a la idea de un solo camino y que no seamos capaces de cambiarlo a nuestro favor, es por eso que mi lucha sigue día a día por torcerle la mano a eso que los conformistas llaman destino.


Yo vivo con una enfermedad acuestas, una enfermedad que según yo, es la peor que pueda existir. Para sobrellevar el cáncer están las fundaciones, ahí te ayudan mucho con el tratamiento y logras tener una vida relativamente normal, eres acogido por las personas y nadie te culpa por ella. Para el sida ya existen tratamientos y las personas aprendieron a aceptar a la gente que porta el V.I.H.

Pero para lo que yo sufro, solo existe el desamparo y el mal trato de las personas. Lo primero que todos hacen al escuchar de esta enfermedad es reír. Después viene la incredulidad y una vez que ya creen, viene el desprecio. Por lo mismo muy pocas personas saben de mi enfermedad. Algunas personas son tan ignorantes que creen que esta no existe. Que solo es una excusa para tener sexo seguido, si supieran la verdad, si supieran que ya no disfruto del sexo, que más bien escapo de él.


Mucha veces hubo gente que se enteró de mi enfermedad y sentí como sus miradas inquisidoras se clavaban en mi espalda, como hablaban creyendo que no los oía, siempre hubo desprecio y Palabras de odio hacia mí, muy pocas personas alcanzaban a dimensionar el daño que provocaban.


Las mujeres creen que una está en este mundo solo para robarles el marido, y los hombres creen que estoy para satisfacer sus deseos. Sea como sea, yo era un objeto para todos, tanto de odio como de deseo.


Las mujeres me ven como si yo fuera una loba en plena casería y que todo el día estoy detrás de sus hijos y maridos, si así fuera nadie tendría marido a esta hora.


Los hombres son distintos, no se asustan con mi presencia. Ellos me miran como un plato fácil de servir. Piensan que con el más mínimo de los estímulos pueden llevarme a la cama, De cierta manera es verdad. Pero se les olvida que soy una persona como todas y que tengo sentimientos. A mí me cuesta mucho trabajo controlar cada una de mis crisis y el sistema tan erotizado en el que vivimos no me lo hace más fácil.

Ya hace mucho aprendí un par de cosas. A mantener mis impulsos a raya y conocer mejor a las personas que me rodean. Uno aprende y descubre cuándo alguien escucho de tu enfermedad y solo busca sacar provecho.


Hombres y mujeres son casi iguales, Tratándose de sexo la mente se nubla, se vuelven animales y cometen muchos errores.


Yo no podría enumerar cuantas cosas hice. No podría decir de cuanto me arrepiento. Solo diré que en este camino muchas personas salieron lastimadas. Y de cierta manera estas páginas, Son para demostrar que nunca fui la maldita perra que muchos creyeron. Yo solo buscaba paz y a alguien que me amara tal cual soy, quería ser feliz como todo el mundo y para eso tuve que sufrir mucho y quizás a esta altura todavía no lo consigo.

Pero tengo la esperanza de que la última palabra todavía no este dicha...


La Pasión de FlorenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora